Aunque me resulte doloroso aceptarlo muchos días sobrevivo pensando que nuestros besos fueron verdaderamente nuestros. Triste, pero te extraño, peor aún: te añoro… hay días invadidos por una gran nostalgia, nostalgia por lo que fue y quise creer que fue real, por lo que no fue, por ti, por tus labios, por esa sensación de sentirme entre tus brazos.
Y es que tú eres esa esquizofrenia de perderme entre personajes y realidades, entre creer que hubo algo, que fuimos “alguienes” en nuestras vidas. Porque así tuvo que ser, me resisto a creer que no lo fuiste, si no ¿por qué ese día te apareciste de la nada, cruzando la ciudad sólo por un beso? ¿Fue real? ¿Lo imaginé? Si fue real, ¿qué pasó después? ¿ en qué me perdí?
Y es que hay días más difíciles que otros, hay días en los que el ego y el recuento de encantos se enfrentan contra la Realidad Azul, hay un momento en los que me resulta inevitable preguntarme una y otra vez qué pasó, en qué me equivoqué, por qué… y vuelvo a rumiar esa ilusión de que aquellos besos realmente fueron nuestros, desde los labios, el pensamiento y el corazón, y me aferro a la esperanza de querer creer que sí lo fueron.
Pero en medio de esa nostalgia, en medio de esa añoranza me torturo preguntándome si tu mente estaba conmigo en esas deliciosas tardes y noches de pasión, si tus manos recorrían mi cuerpo pensando en mí, si tu boca, tus labios recorrían mi piel descubriendo un nuevo sabor o sólo buscaban olvidar otro, compararlo con otro sabor… Si era yo quien te hacía explotar de placer o eran tus recuerdos, tus pensamientos y el evocar otros momentos…
Me duele porque supongo que si te habría sentido mío no me atormentarían esos fantasmas. Te pienso, te extraño y me duele… porque por más que quiera creer que fui tuya y tú mío, al final el vacío que siento traducido en incontenibles lágrimas que me lleva a una soledad que dibuja mil fantasmas en esta historia, una ilusión, en toda la extensión de la palabra ilusión, de imaginarme amada por ti.
Es una nostalgia que se clava en el pensamiento, ahí evoca los recuerdos, los organiza y los confronta como imaginarios o reales. Los que asume reales los reta a pensar si ese recorrido de tus labios por mi boca, por mi cuello realmente fueron sobre MI boca y MI cuello, MI cuerpo…
Es una nostalgia Sin Sentido que evoca una realidad que sólo me perteneció a mí, es una nostalgia que sin duda Mario Benedetti tiene la forma correcta de describir:
“¿De qué se nutre la nostalgia?”
Uno evoca dulzuras
cielos atormentados
tormentas celestiales
escándalos sin ruido
paciencias estiradas
árboles en el viento
oprobios prescindibles
bellezas del mercado
cánticos y alborotos
lloviznas como pena
escopetas de sueño
perdones bien ganados
pero con esos mínimos
no se arma la nostalgia
son meros simulacros
la válida la única
nostalgia es de tu piel.
Azul con nostalgia me haz traído a la mente a ese ser que deja todo por robarte un beso antes de irse de viaje que llama y dice «solo quiero un beso de ti» en lugar se simplemente vivir el momento…tu mente hace toda una historia futura con él…la mente es la que que hace nacer y fortalecer cualquier detalle del ser amado, incluso té lleva a sentir amor donde solo había deseo….
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Tal cual lo describes, a veces sólo desde un roce se provoca nostalgia, se provoca una fantasía del deseo… que no siempre está en sincronía con el otro!
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Realidad es lo que sientes y vives; es tan tuyo, llámese recuerdo, añoranza, sueño o ilusión, que absolutamente nadie puede tocarlo.
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Lo es, hay una historia que no publiqué que se llama Somos las historias que fuimos, somos lo que aprendimos, lo que quisimos ser…
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