Por esta noche! 

Hay noches en las que llego a mi cama absolutamente exhausta… el cansancio parece vencerme y aún con el atuendo del día caigo sobre las cobijas, sintiendo entre sueños que estás ahí para reconfortarme.
A mi lado, contemplando por la ventana las estrellas que se pelean por el plano protagónico en el cielo, que celosas a la distancia se dan cuenta que la luna nos sonríe… Así, entre el cansancio y el sueño, dejo que la luna ilumine mi cama, que el silencio de la noche sea cómplice de tu presencia en mi cama, así, por esta noche te quedas conmigo… 

Recostada sobre la cama, de espaldas a ti, comienzo a sentir la tibieza de tu aliento acariciar mi cuello mientras tus manos pretenden deducir una estrategia que te permita deshacerte de mi atuendo del día, intentas encontrar botones, cierres o huecos que te permitan hacer que la ropa desaparezca. 

Mientras tus labios acarician mi cuello, tus manos encuentran cómo abrirse paso entre mi blusa, abrazan mi abdomen y comienzan un dulce recorrido que acompaña la tibieza de tus labios en mi cuello.

El roce de nuestros cuerpos aún vestidos es cada vez más ardiente, es cada vez más excitante… así, logras descifrar la manera de desabrochar mi blusa para deshacerte de ella y dejar mi espalda desnuda para ti.

Me giro para quedar boca abajo y el recorrido que había iniciado con tus labios en mi cuello, baja lentamente recorriendo con sutileza toda mi espalda, de momentos tu lengua me acaricia y de momento tus dientes rozan con delicadamente mis hombros.

Tus manos toman mis muslos y  mi cadera, suben por mi cintura, recorren con una tierna rudeza mi espalda, juegan en mis hombros y buscan la ingeniosa manera de acercarse a mis senos.

Mi cansancio es extremo, pero mi cuerpo atiende las sensaciones que despiertas… te facilito el recorrido que tus manos pretendían seguir y giro mi cuerpo para quedar boca arriba, dejo que me observes, que me reconozcas, que reconozcas los detalles que te gustaban de mi silueta, mis lunares y pecas, te acercas a mis labios y me besas con ternura, entendiendo mi día, compadeciendo mi cansancio y atendiendo mi necesidad de ti por esta noche.

Ese beso que inició en mis labios continúa por mi cuello, avanza por mis hombros donde con mordidas juguetonas pones a prueba mi resistencia. Las caricias de tu lengua sobre mi piel recompensan mi día, mi cansancio y mis deberes cumplidos. 

Mientras tus labios y tu lengua disfrutan mis pechos y yo disfruto el mundo de sensaciones que despiertas sobre mi piel, tus manos buscan cómo desabrochar mi pantalón, buscan cómo hacer que en unos instantes las prendas que aún quedan en mi cuerpo aparezcan en el piso a un costado de mi cama.

La tenue luz que entra por la ventana hace la escena sublime, iluminando apenas nuestras siluetas, dejando que las sombras jueguen sobre nuestros cuerpos y tus manos parecen perseguirlas sobre mis muslos, sobre mi vientre. Entre caricias y movimientos precisos te deshaces de mi pantalón, dejas que mis muslos sean iluminados por la tenue luz y me observas contemplando mis muslos sabiéndome tuya…

Mis ojos están cerrados, sin saber si imaginan o realmente estás ahí conmigo. Te pienso tan real que sé que la distancia y la fuerza de mis pensamientos te hacen mío en ese momento… te hacen mío por esta noche…

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