​Escala para un abrazo…

Ese día había sido caótico, de ésos en los que pareciera no quedan fuerzas ni para hablar, de esos días en los que luego de una jornada laboral de 14 horas quisiera cerrar los ojos y recorrer mentalmente los 28 km que separan mi trabajo de mi casa… en el camino gente, de ésa que observas e imaginas su historia, de ésa con la que te entretienes pensando si su vida será tan caótica como la mía, así recorrí mi camino.
Camino a casa, te llamé, intentando desahogar los pensamientos que revoloteaban en mi cabeza, quizá sólo para decir cualquier cosa que me hiciera sentir menos sola. Telefónicamente, desde mi auto, me acompañaste unos kilómetros, platicamos de las aventuras del día y me sugeriste pasara a tu casa por un abrazo que reconfortara mi día. 

Así fue, aunque estaba cansada, exhausta y lo único en lo que pensaba era en un vaso de agua y mi cama, hice una escala técnica en tu casa, saliste, subiste al coche, nos besamos con la pasión contendida durante un día de arduo trabajo, con el deseo de huir del mundo en ese beso, con la ilusión de saberme en un lugar a salvo. 

A ojos cerrados en ese beso mi mente se apagó, las historias de los personajes que inventé en mi camino desaparecieron, el cansancio físico de mi cuerpo se relajaba y se convertía en excitación. Sentía tus manos apresuradas recorrer mi espalda sobre la ropa y  llevarme contra ti para pelear con los reducidos espacios de mi auto. 

Besaste mi cuello, descubriste mis hombros y los recorriste lentamente con tu lengua. Yo seguía con los ojos cerrados, tratando de imaginar que los dos reducidos asientos de mi auto se transformaban en una confrontable cama, así que recliné el asiento hacia atrás, lo más recostada que pudiera estar… así, tratando de olvidar que estábamos en mi auto, estacionados afuera de tu casa, seguí con los ojos cerrados, concentrándome en cada una de las sensaciones que provocaba el recorrido de tus manos. 

De momentos sentía tu mano apretar mis piernas, mis muslos en un recorrido sobre mi pantalón, sentir cómo la palma de tu mano completa presionaba la parte interna de mis muslos mientras seguíamos perdidos en aquel beso. Luego, tus manos en mi cuello daban un delicioso masaje que lograba relajar toda la tensión acumulada de la semana, un masaje que comenzaba en mi nuca, sintiendo las yemas de tus dedos entre mi cabello, bajando muy despacio por mi cuello y reconfortando mi espalda y mis hombros. 

Mi mente ya estaba relajada, mi cuerpo excitado y mi corazón confundido… intentando salir de esa sensación de placer que me hacía querer más, intentando apagar los fantasmas morales que me preguntaban si era correcto, intentando querer estar en la cama de un hotel contigo y no dentro de mi auto. 

Tus manos continuaron en un recorrido certero, haciendo suya mi espalda, desde mi cuello hasta mi cintura. Era una sensación deliciosa, una sensación que lograba reconfortar mi cansancio, compensarme de sobra luego de un terrible día… así, tus labios en mi cuello y tus manos en mi cuerpo se convirtieron en un reto a la cordura y la moral, un reto a las leyes de la física que dicen que “dos cuerpos no pueden ocupar un mismo espacio”, un reto para que la escala técnica para un abrazo haya valido la pena… 

2 comentarios en “​Escala para un abrazo…

  1. Azul el poder de un abrazo que te lleve a un mundo que te aleje de esta realidad que párese no conocer la paz

    Déjate llevar por esos brazos que te cuiden y te arropen en el frío de un terrible día.

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