Amores suicidas

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Hay amores suicidas que matan pero no mueren, son justo ésos que en pos del amor devoran ilusiones propias y ajenas, construyen fantasías que cercan la realidad y convierten en rehén a todo aquel que ponga en duda la existencia del “amor”.

Hay amores suicidas, ésos que se vuelven terroristas en sus actos, que cegados por aquello que suponen amor ponen el pecho a las balas, ponen las manos al fuego y terminan perforados y calcinados.

Hay amores suicidas que asumen el riesgo, que conscientes de que la vida se puede ir en ellos, apuestan a la derrota, apuestan a ganar con el mínimo de posibilidades de triunfar, sólo porque el amor enloquece, sólo porque la ilusión alimenta al fantasía, sólo porque el amor da ese ingenuo valor de confiar en un triunfo improbable.

Hay amores suicidas que escribes y escribes, que inventas y reinventas, que te aferras a leerlos una y otra vez hasta que te convenzas que sí vale la pena, que sí tiene sentido, que sí son posibles, que sí sobrevivirán.

Hay amores suicidas que hacen oídos sordos al mundo, que juzga de envidiosos y egoístas a aquellos incapaces de creer en “el amor”, que juzga de moralistas a aquellos incomprensivos que demeritan la valentía de los amantes.

Hay amores suicidas que se inmolan para sin saber de proezas o de cobardía, que se inmolan para hacerse eternos sin medir los daños colaterales ni saber de inocentes o culpables, de méritos o descréditos.

Hay amores suicidas que en el intento de creerse eternos cierran los ojos al mundo, avanzan abriendo paso entre medias verdades y mentiras completas, abriendo camino por sendas prohibidas, por atajos inciertos.

Hay amores suicidas que cuando encuentran paz provocan guerra para distraer y pasar inadvertidos por sus adversarios, aquellos que quizá no saben de amores, que quizá no saben de entrega. Esos amores, que detonan una bomba de humo para escabullirse mientras el mundo pregunta qué pasa, mientras los otros huyen sin saber de qué o de dónde viene en fuego amigo, esos amores suicidas…

Hay amores suicidas que al final, sí mueren, sí matan…

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