Sabor a Realidad

 

Habíamos pensado que el día jamás llegaría. Estaba nerviosa, emocionada, ansiosa. Decidir el atuendo que vestiría era complejo, no tenía certeza del plan que llevabas en mente aunque sentía que era cercano a lo que pasaba por mi cabeza. Así que el atuendo debía ser algo práctico, simple y sensual… algo que de sólo verme te hiciera confirmar que tu cortés invitación había sido un acierto.

Me di un baño tibio y me vestí. Lencería en color negro, lisa, sin encaje, lisa y sedosa.  Un vestido rojo quemado a media pierna y zapatos altos en color negro. Aceite con esencia de violetas en todo mi cuerpo, especialmente en mis piernas para que las hiciera lucir, un toque de perfume en mi cuello y maquillaje sencillo y discreto, salvo los labios, los labios en color rojo pasión con un toque de gloss que los hiciera irresistibles al momento de saludarte.

Acordamos vernos en un punto, dejé ahí mi auto y subí al tuyo. Dentro de auto me dijiste que te parecía hermosa, acariciaste mi pierna y besaste mi mejilla, muy cerca de mi oreja.

Nos dirigimos a una cabaña un tanto un tanto retirada del punto de reunión. Era un lugar hermoso, en medio de una zona boscosa, donde el olor a bosque, a madera y la neblina fresca favorecían la escena. Dentro de la cabaña, sobre la mesa, dos botellas de vino espumoso, una charola con quesos y carnes frías; una gran cama cubierta por una sábana blanca y un delicioso aroma a madera impregnado en el lugar.

Entramos, te observé, me pareciste mucho más atractivo que otras veces, me abrazaste y en ese abrazo llegó el beso que otras ocasiones se había quedado en la imaginación, ese beso apasionado que nos hacía evocar aquellos relatos compartidos en noches de insomnio…

Abriste el vino, compartimos dos copas y, luego de un rato de charla, me sugeriste entramos al jacuzzi, así con naturalidad nos acercamos al él que burbujeante nos aguardaba y nos desnudamos. Entramos y fue el primer roce de nuestros cuerpos, fue el primer contacto real de nuestra piel, tal como lo habíamos imaginado: ¡delicioso!.

En el jacuzzi me observabas seductoramente comparando aquella imagen que en la Fantasía te habías hecho de mí contra la imagen real que tenías a tu lado. Tu mirada era deliciosa, excitante, con sólo verme encendías el deseo por hacer de aquella noche, nuestra noche. No era necesario que habláramos, que me dijeras qué pensabas, tu mirada me seducía de una manera muy natural.

No besamos, jugamos con el roce de nuestras piernas, te acaricié completo con mis manos bajo el agua, era un recorrido instintivo, un recorrido placentero para mis manos y mi imaginación. Disfrutamos mucho, no sé cuánto tiempo pasó… salimos del jacuzzi y ahí frente a la cama nuestros cuerpos escurrían mientras en un beso nosotros entrábamos en calor para elevar nuestra temperatura de nuestra piel y no temblar de frío.

Nos envolvimos  en una toalla y regresamos a la mesa a compartir nuevamente un poco de vino. Bebimos, platicamos y en un instante me deshice de la toalla que cubría mi cuerpo, me acerque a ti, te besé y acaricié tu cabello, te tomé de la mano y con nuestras copas de vino llenas, nos dirigimos a la cama.

Ahí, desnudos y con la piel aún poco húmeda, jugué en tu dorso, dejaba caer gotas de vino para después perseguirlas con mi lengua. Estabas recostado boca arriba, casi sentado, así jugué en tu pecho, tus manos y tus brazos, así reté el deseo contenido en ti de tiempo atrás, poco a poco sentí cómo tu cuerpo atendía mi reto, cómo tu cuerpo daba señales de que mi juego era placentero…

Regresé a tus labios sólo para asegurarme en un beso que aprobaras el camino que mi deseo trazaba, para​ que en un beso avalaras el recorrido que iniciaría… bajé nuevamente, despacio, jugando con mi lengua, mis labios, mi aliento, mis manos, mis senos, con el vino y con  todo aquello que te hiciera disfrutar…

Bajé a tu abdomen, besé tus ingles, mordí suavemente apenas apretando con mis labios. Mi mirada buscaba tus ojos esperando leer en ellos que disfrutabas, buscando en ellos encendida la luz del placer. Tú me observabas perdido en las sensaciones que mis labios te provocaban, sentías el cadencioso recorrido de mi lengua, la sincronía de mis labios haciéndote disfrutar, el calor de mi aliento y la humedad de mi boca confundirse con la tibieza de tu piel y el sabor del placer.

Fueron minutos intensos, plenos, tal cual lo habías imaginado, quizá mejor, mucho mejor de lo que en tu Fantasía habías creído. El recorrido certero de mi lengua, la sincronía atinada de mis labios, el roce de mis senos en tu piel, mi mirada y mis expresiones comunicándote cuánto te disfrutaba,  hacían incontenible la sensación de explotar de placer en un instante…

Delicioso… regresé a tu pecho, lo besé y luego fui a tus labios… sólo rozándolos, sólo un beso sutil que ayudará a recobrar la paz, para luego decirte al oído que fue sensacional el sabor a Realidad…

6 comentarios en “Sabor a Realidad

  1. es verdad, yo tambien pense que te faltaban algunas palabras en lugar de otras, muy buen relato, falta algo mas, pasas de un momento a otro muy rápido, de repente ya desnudos, y de repente ya en la cama ? , pero muy bueno el relato, ya sin tanta nostalgia

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