Qué ganas de encontrarte esta noche en mi cama, qué ganas de impregnar la habitación con el seductor aroma a café mientras comenzamos conversando trivialidades y terminamos defendiendo a nuestros poetas favoritos.
Qué ganas de explicar con un beso la interpretación poética de Sabines, Benedetti o Cortázar, qué ganas de hacer una traducción simultánea de sus palabras a sutiles caricias que recorran tus labios mientras observas mi boca que con sensualidad recita frente a ti.
Y, Benedetti siempre mi aliado.
Todavía
No lo creo todavía
estás llegando a mi lado
y la noche es un puñado
de estrellas y de alegría
palpo gusto escucho y veo
tu rostro tu paso largo
tus manos y sin embargo
todavía no lo creo
tu regreso tiene tanto
que ver contigo y conmigo
que por cábala lo digo
y por las dudas lo canto
nadie nunca te reemplaza
y las cosas más triviales
se vuelven fundamentales
porque estás llegando a casa
sin embargo todavía
dudo de esta buena suerte
porque el cielo de tenerte
me parece fantasía
pero venís y es seguro
y venís con tu mirada
y por eso tu llegada
hace mágico el futuro
y aunque no siempre he entendido
mis culpas y mis fracasos
en cambio sé que en tus brazos
el mundo tiene sentido
y si beso la osadía
y el misterio de tus labios
no habrá dudas ni resabios
te querré más
todavía.
Así, conquisto tu oído, conquisto tu mirada que cierra los ojos para perderse entre mi voz, disfrutando las pausas y los silencios que te permiten escuchar el latir de mi corazón, mi respiración que comienza a ser más agitada.
Qué ganas de perderme entre risas con una lectura atropellada porque tus besos me seducen, tus manos me distraen y porque la noche nos invita ansiosa a escondernos entre las sábanas y desde ahí, inventar nuestra propia poesía.
Qué ganas de que esta noche fría tus mensajes se conviertan en caricias, tu llamada en un beso y al final, dejar que la noche se adueñe de nuestros mundos, uniéndonos en el mágico ritual del amor.
Así, el aroma a café en poco tiempo se combina con el olor de tu piel, tu sutil loción que aún se percibe sobre tu dorso desnudo, en tu cuello y al recorrerte con mis labios, mi olfato lo percibe y se deja cautivar por el olor.
Así, la tibieza de las yemas de mis dedos atempera tu piel en cada roce, en cada caricia. Mis manos certeras recorren tu pecho, tus hombros, tus manos. Mis labios curiosos prueban tu boca, tu piel; mi lengua humedece tu oreja y mis labios besan tu cuello.
La luna nos sonríe desde lo alto, mirándonos a través de la ventana, es esa sonrisa de una luna creciente que busca lucir entre las nubes, es una sonrisa que tácitamente comparte la alegría de nuestro encuentro, la alegría del amor y la vida.
Así, a media luz, y a ojos cerrados nos disfrutamos, disfrutamos la noche como si fuera eterna y hacemos del amor y la seducción un medio de supervivencia, un motivo para seguir y ganar un día más al tedio, a ese mundo real que nos acerca y nos aleja a su gusto… y por esta noche, hacemos de la fantasía la mejor de nuestras realidades.
Delicioso…
Me gustaMe gusta