Mi insomnio

Lo confieso, eres un pensamiento recurrente que por las noches se convierte en mi fantasía, en mi insomnio. Frecuentemente eres una tentación adolescente que me invita a indagar sobre ti, a llamarte o enviarte un mensaje de voz con cualquier pretexto, pero afortunadamente -al menos hasta hoy- ha imperado la cordura y me he mantenido a la distancia. Y, lo reconozco, esa distancia que hay entre la fantasía de mis pensamientos y la realidad, es proporcional a mis deseos por robarte un beso. 

Las semanas a veces se convierten en protocolos triviales que hay que cumplir y llevan a una rutina agotadora. Cansada, llego por las noches a mi cama con la fantasía instalada en mis pensamientos, imaginando si en algún momento de tu día mi recuerdo llegará a tu mente, si en algún momento de tu rutina, como lo hago yo, buscas mi número en tu teléfono con la intención de hablarme o escribirme. 

Entonces, te evoco en medio del cansancio con el deseo de encontrar un bálsamo que dé descanso, te imagino con la precisión de la fantasía, imagino tu sonrisa y me encuentro reflejada en tu mirada. A ojos cerrados fantaseo con un encuentro que nos saque de lo cotidiano, con un trago compartido hablando de todo y de nada, hablando solo como un pretexto para estar cada vez más cerca, para que la conversación sea cómplice de mis pensamientos y, aunque mi boca con palabras diga cualquier cosa, sean mis labios con un beso quienes te expliquen la manera en que inquietas mis pensamientos. 

Ahí en mi cama, atenta de un reloj que avanza lentamente, concentrada en dibujarte detalladamente a mi lado, con el arrullo de la lluvia te imagino perdiéndonos en un beso. Recreo la sensación de tus manos tomando mi cabeza por la nuca, jugando con tus dedos entre mi cabello, recorriendo milimétricamente mi espalda y aliviando la tensión que se encuentra acumulada en ella. Imagino tu respiración en mi oído y cómo mis labios buscan nuevamente a los tuyos, visualizo el recorrido de mi lengua que acaricia tus mejillas y traza con sutileza el contorno de tu boca. 

El recorrido de las yemas de tus dedos por mi espalda encuentra las historias de mi semana convertidas en fuertes contracturas, con un delicioso masaje confrontas el dolor y el placer en la misma sensación. Tus manos buscan desvanecer la tensión acumulada y a la par despiertan el deseo de sentirte, de pertenecerte… Tus manos fuertes se deslizan con precisión y tiento desde mis hombros hasta mis caderas. La tibieza de tu cuerpo, próximo al mío, la sensación de tus manos en mi espalda, la calidez de tu aliento entre mi cuello y mi oreja hacen inconmensurable el deseo de encontrar tus labios con mi boca, de recorrer tu piel con mis besos, de saborear tus labios y pertenecernos en cada sensación placentera. 

Y así en la fantasía, en esa imagen de recrearte desde mi pensamiento y el deseo, te conviertes en mi insomnio, en un sueño intermitente y un descanso ligero que te instala junto a mí, en un insomnio inquietante que desea tu cuerpo, tu tiempo, tu mundo y te instala en mi cama dejándome imaginar tu voz, inventando una conversación que nos una, fantaseando con la textura de tu piel y el recorrido de tus manos sobre mi cuerpo, llevándome a la locura. 

La noche avanza a cuentagotas con la torutura de un reloj que parece estático, el insomnio me tortura entre la fantasía y la realidad, entre el vacío en mi cama y la saturación de ideas en mi cabeza. El cansancio físico intenta silenciar mis pensamientos, ignorar la fantasía y procurar un descanso profundo que le dé una tregua a mi noche y, al menos por unas horas, mi mente se apague y, aunque el deseo esté ardiendo sobre mi piel, pueda conciliar el sueño mientras te imagino…

Deja una respuesta

Introduce tus datos o haz clic en un icono para iniciar sesión:

Logo de WordPress.com

Estás comentando usando tu cuenta de WordPress.com. Salir /  Cambiar )

Foto de Facebook

Estás comentando usando tu cuenta de Facebook. Salir /  Cambiar )

Conectando a %s