Tu Fantasía

Fantasía

A veces sucede lo impensable, lo que jurarías jamás pasaría… A veces ser Azul es un riesgo para vivir, un riesgo para existir, un riesgo para ser tuya desde tu fantasía. Eso, lo inverosímil, sucede cuando luego de leer alguno de mis relatos, imaginando mi voz suave y cadenciosamente hablándote al oído, me buscas, queriendo saber más detalles de aquella historia recién publicada como un Momento Azul. Pero no hay nada más qué contar, sólo lo escrito, sólo el momento cifrado en palabras, así que, si quieres saber más, eres tú quien debe construir la historia, Tu Fantasía…

Entonces debes traer a tu mente esa imagen de tu propia Azul, Tu Azul con el atuendo, el olor, el cuerpo, la voz y en el ambiente en el que te gustaría estar conmigo. Con esa imagen clara en tu mente, me observas detalladamente y te parezco una Azul hermosa, una mujer muy interesante.

Visualizas la escena en una recámara, una amplia cama, una mesa con una botella de whisky y un par de vasos. El ambiente se impregna suavemente del aroma de mi perfume, el olor Azul que proviene de mi cuello se disipa en la habitación.

Te parece que luzco atractiva, visto una falda negra corta y ajustada, que me permite modelar mis piernas, torneadas y sensuales; una camisa abotonada al frente, de color Azul, por supuesto, con los dos primeros botones abiertos.  No dejas de observarme, ves cómo mis altos tacones hacen que se marquen aún más mis piernas.

En mi cuello una delicada cadena con un dije que cae sobre mi pecho, un dije discreto pero que invita a acompañarlo en el recorrido por el cuello hacia el pecho. Mi cabello luce impecable, es evidente que dediqué tiempo frente al espejo para estar hermosa para ti.

Ten clara a Tu Azul… dibuja en mí todos los detalles que necesites, el maquillaje, el peinado, el color y modelo de su lencería…

Tu Azul es sólo tuya, la que estás creando en tu imaginación… cuando me lees, cuando imaginas mi voz acariciar tu oído mientras cierras los ojos y sabes que ahí estoy, contigo, convertida en Tu Fantasía.

Así transcurre nuestra noche, comenzamos por beber algo, colocas un par de hielos en cada vaso, viertes un poco de whisky,  brindamos en ese primer trago, por lo que es sin ser, por este Momento Azul tuyo, no mío… Bebemos un trago, y dejo que el hielo toque mis labios y el hielo provoca una sensación que nos lleva a besarnos  para atemperar nuestra boca compartiendo aún un poco del sabor del whisky.

Acaricias mi cabello,  juegas con él y tus manos se sienten deliciosas en mi nuca, en mi cuello, en mis hombros, así, justo un delicioso masaje que comienza a desconectar los interruptores de la razón.  Me abrazas fuerte contra ti, con ternura, con una combinación de deseo y cariño, con los ojos cerrados,  disfrutando todos los pensamientos que pasan por tu cabeza y que el olor de mi perfume despierta en ti.

En ese abrazo sientes mi respiración en tu cuello, me sientes acercándome a  tu oreja, escuchas el murmullo de mi voz, diciendo sólo frases al azar, las que tú estás imaginando, las que tú quieres escuchar, las que me hacen ser Tu Azul, Tu Fantasía… Yo, disfruto esas sutiles y tiernas caricias en mi cuello, disfruto tus manos ansiosas por recorrer mi cuerpo completo, disfruto tus labios tibios deseosos de bajar lentamente por mi cuello hacia mi pecho.

En un movimiento casi accidental, nos recostamos sobre la cama, me sigues observando, haciendo tuyo cada detalle de la escena: disfrutas mi mirada perdida en la tuya, la cercanía de los cuerpos, el recorrido que instintivamente tus manos inician sobre mi cuerpo, abrazando mi cintura, acariciando mis senos sobre la ropa, tocando con las yemas de tus dedos mis labios.

Tu Azul hace perfecto el momento, están en una sincronía de acciones como si se conocieran en la intimidad, como si la escena no fuera casual sino recurrente, como si supieras cuánto disfruto que tus manos poco a poco desabotonen mi blusa para que puedas besar cómodamente mis hombros. Con delicadeza, casi con amor, desabrochas uno a uno los cuatro botones de mi blusa, recorres con tus manos mis hombros y acercas tu boca a mi cuello.

Bajo la blusa, encuentras justo parte del coordinado que habías imaginado, ese color, ese diseño, esos detalles que me hacen ser Tu Azul, Tu Fantasía. Es una escena dulce, deliciosa, sin prisas, despertando un mundo de sensaciones que recorren todo mi cuerpo. Así, en el juego de tus caricias, en un movimiento quedo boca abajo, continúas acariciándome, el juego de tus manos en mi cabello me hace estar absolutamente relajada, las yemas de tus dedos en mi cuello alternadas con las palmas de tus manos en mi espalda me parecen sensacionales.

Ser Tu Azul te hace disfrutarme, te hace que cada centímetro recorrido, que cada segundo que pasa tenga algo de magia, algo de fantasía… en Tu Fantasía, aún colocada boca abajo, desabrochas mi falda, y descubres el complemento del coordinado, te parece sensual, te parece que hace lucir mi cuerpo.

Me encanta la manera en que me miras, es una mirada deliciosa, es una mirada que me acaricia con ternura al mismo tiempo que me devora con hambre de placer…Así, Tu Azul está dispuesta para ti, para Tu Fantasía… una fantasía que quizá te haga imaginar una Azul experimentada en los placeres del sexo, mientras que ésta, la Azul que escribe, quizá sólo sea una mujer que en los relatos huye de su realidad, una mujer sensible que sólo anhela unos brazos tibios dónde dormir y un beso tibio para despertar…

Reinventando la manera de amar

Amar

Comencé por transcribir en un documento la historia de mi cabeza, pensaba en que un día se convertiría en un texto interesante, más de 100 páginas escritas, sólo con una intención catártica, hasta que un día, no encontré sentido para continuar escribiendo, no encontré una historia qué contar… Los personajes que quedaron inertes a expensas de sobrevivir de recuerdos, de esa realidad fantasiosa… hasta que varios meses después abrí nuevamente el archivo, con el nuevo capítulo.

…ha pasado tanto tiempo que no sé si hoy tenga sentido retomar esta escritura, si tenga más sentido borrar el documento que poco a poco se convirtió en un sueño, en un anhelo hasta llegar a lo que hoy nos encontramos…

Quisiera hacer un recuento claro y puntual de lo que ha pasado en este tiempo sin escribir… y me resulta inevitable que mis ojos se llenen de lágrimas, que mi corazón parezca salir de mi pecho, que mi mente provoque pensamientos que hacen que la cabeza duela: ¿qué escribo? ¿lo que desearía? ¿lo que sucede? ¿lo que me duele? ¿lo que me gusta?

Quizá sólo puedo iniciar por lo que le ha dado sentido a los últimos meses… al reto de ser amantes de ocasión sin esperar más… Alejada, muy muy alejada de la esperanza que respondía mi primer mensaje de aquel entonces:

“Te quiero, aquí y ahora, creo que nunca nadie había escrito algo tan intenso con mi nombre en el destinatario, es hermoso Azul y es que retratas una a una las sensaciones de aquel día y es que, tengo que confesar después de leer tu mail, que yo hice trampa, que yo toque la cama primero que acaricié tu pierna primero, que toqué tus pies primero… muero por estar contigo abrazados, besándonos, juntos, muero por perderme dentro de ti convirtiendo al deseo en una realidad absoluta. Necesito tu cuerpo pero no por darle consuelo a los fantasmas y a los momentos, no por una copa de vino, sino porque reconozco que ahí me he sentido estos días aún estando lejos.”

Hoy después de mucho tiempo, siento ese vacío, ese miedo, esa nostalgia, esa necesidad de querer creer que ha sido suficiente, y no porque no lo haya sido, sino más bien porque me resisto a creer que sólo para eso nos alcance…

Ha sido divertido, no lo puedo negar, lo he disfrutado (te he disfrutado) y mucho, es más hasta podría confesar que hay algo que me gusta más que una relación convencional: los mensajes me parecen más naturales, las palabras más simples y los encuentros sexuales más intensos.

Esa noche en la que tú, tu mundo y tu soledad encontraron en el whisky una manera de desahogar los pensamientos y entre mensajes de voz y texto conversamos por horas, no sé si con una intención definida, pero sí con muchas emociones qué compartir: desde las narrativas que me encanta hacerte sobre lo delicioso que es el sexo contigo, hasta un poco de reflexiones sobre el pasado y confesiones en apariencia banales pero profundas.

Esas confesiones nos llevaron a declarar abiertamente el deseo que sentimos, las ganas de que nuestros cuerpos se encuentren en la intimidad haciendo de cada ocasión un momento de placer sublime… Tus temores y mis intensidades; tus intensidades y mis temores, todo en la misma conversación, tratando de entender para qué nos alcanzaba, cartas para qué juego teníamos.

Así, la conversación a la distancia, mis lágrimas y tu whisky nos llevaron a un burdo acuerdo: “Juguemos a ser amantes de ocasión sin esperar nada de nadie”, lo peor: incitado por mí, anti yo, anti lo que habría imaginado en algún momento…

Así, entre súplicas al destino, a la vida, a ti, para ser más, la razón me asiste ante la atrevida sugerencia: si amándote, si dándome al cien por ciento no habría logrado conquistarte, quizá nuestro único punto de encuentro como pareja, podría ser sólo el sexo ocasional… ¿de verdad?

A varios meses de aquel acuerdo y con varios deliciosos encuentros sexuales, no sé si fue el whisky quien te hizo aceptar, no sé si ha sido lo que tú quieres… y ¿sabes? me da tanto miedo preguntarlo, me aterra que mis preguntas te asusten y huyas.

Entonces, con ese acuerdo, tuve que reinventar mi realidad, tuve que reinventar la manera de amar,  esta realidad que inició con un texto titulado: “GRAN HISTORIA”, después pasó a “CONTIGO TIENE SENTIDO”, luego a “UNA REALIDAD DIFERENTE”, el cuarto título fue “UNA REALIDAD”, y ahora, es UNA REALIDAD AZUL… un Momento Azul.

Sí, un Momento Azul… en el que cuando quiero huir de mi mundo me refugio en la escritura, una realidad en la que los encantos no alcanzaron -ni alcanzarán-,  una realidad que ha mutado  de ser una Gran Historia a ser un recuento de fantasías… Fantasías en las que el juego no requiere dar explicaciones, el juego consiste en que cada uno llevamos nuestras cartas a la cama y en una noche de sexo disfrazado de pasión, juguemos a lo que nuestra partida nos alcanza y al final de la ronda cada quien recoja sus ganancias y pérdidas en silencio y tácitamente quede agendado un próximo encuentro para cuando los cuerpos se extrañen y la vida pública nos lo permita.

Así ha sido, sin duda, al menos en mí, el deseo es cada vez más intenso, la manera de disfrutarte ha evolucionado… sí, he aprendido a ser Azul y no como esa mujer fácil dispuesta para una sexo de simple con cualquiera, sino como esa Azul libre de prejuicios dispuesta a disfrutar: a hacer disfrutar y permitir que la disfruten. Entonces, esta Realidad Azul a veces ha sido tan difícil, ha sido contradictoria, ha sido una dualidad, pero una vez que logro conectarme con ella, la disfruto.

He re-aprendido (tenido  que aprender) a vivir el momento con riesgos, sin esperanzas, sin ilusiones…Tuve que aprender que sí hay diferencias entre el sexo y el amor (y tuve que conformarme con lo primero). Entonces, acepté que no pude conquistarte, que jamás te enamorarás de mí, pero aún así en cada encuentro intentamos hacer el amor como si nos amáramos.

Pero también he aprendido que el amor no se puede hacer, que lleva hecho a la cama, sólo para disfrutarse y que si éste no existe, se reinventa el sentimiento para disfrutar el sexo y así en esa premisa, también nosotros mismos hemos aprendido a reinventarnos entre tequila, vino, fruta, pastel… en las fantasías!

¿Sabes? al final en esta reinvención, no es tan malo ser Azul…Azul se ha convertido en una esquizofrénica historia que rebota entre mis hemisferios cerebrales, ha sido una historia que un día juega a que le alcanza y otro día a que quiere más. Y cuando le alcanza lo disfruta, se siente libre y feliz…

La Realidad Azul me ubica y si no,  repito: “solo amantes de ocasión, sólo amantes de ocasión, sólo amantes de ocasión, sólo amantes de ocasión…” así hasta que Azul hace un recuento de los placeres y buenos Momentos Azules que hemos pasado y me hago consciente de la Realidad, olvidando aquellos lejanos mensajes dónde surgió la ilusión:

“No puedo negarlo, mi cabeza está ocupada en ti, en lo que me hiciste sentir, mi cabeza se ocupa de recrear cada uno de los besos que fueron tan difíciles de extraer de tus labios. En cada una de tus caricias, de la primera vez que nos entrelazamos las manos, en esa primera mirada distinta, en esa primer caricia traviesa, en aquel último trago de vino, en la música y cómo cuadraba perfecto con el momento, no puedo negar que lo imagino y lo vivo y no sólo eso, sino que además, quiero repetirlo, quiero volverlo a imaginar…

No puedo negarte que me encantó que te despidieras al final con un beso cuando pensé que sólo me dirías adiós a la distancia, no puedo negar que me quedé con ganas de tenerte por completo, pero también no puedo negarte que eso hace que hoy piense más en ti.

No puedo negar que tengo deseos de robarte un momento del mundo y que seas solo mía.No puedo negar que quiero encerrarme en tu cuerpo toda una noche.

No puedo negarte que estoy pensando en ti…”

Reinventar la manera de amar es amarte con todo mi ser, sin poder decírtelo a cada instante;  es amarte a través de la fantasía y las palabras, esperando que cuando leas alguno de mis relatos lo disfrutes sabiéndote protagonista…

Mi cielo con tus besos

beso

Tu boca siempre ha sido un placer aparte. Cómo olvidar esa primera vez en la que temerosa huía de tus labios, quizá porque sabía que probarlos sería una perdición, quizá porque presentía que una vez probándolos se convertirían en un vicio. Esa tarde, ese encuentro tan especial, que pasó de lo planeado a lo inverosímil, donde el rumiar historias nos llevó a inventar una nueva, donde tus labios buscaban los míos y yo con más temor que con deseo intentaba evadirlos.

Sí, tu boca ha sido un placer. Superada esa primera vez y dispuesta a arriesgarlo todo -perderlo todo- decidí disfrutar tus besos, acepté robarle tiempo y espacio a la realidad creyendo que podría ser una nueva historia en tu vida, y en un momento de estúpido optimismo, pensé que podía ser La Historia.

Tu boca, tus labios, tu lengua, tus dientes…Primero fueron besos tibios, ricos, sólo como para reconocer los sabores, las texturas, la temperatura, el espacio… esos primeros besos temerosos de entregar en ellos más de lo que esos primeros encuentros requerían.

Poco a poco nuestros labios se reconocieron, se gustaron, se disfrutaron. Así, conocí tu lengua, cómo olvidar aquel beso intenso y precipitado, aquella despedida en la ventanilla de mi auto en que, sin duda, fue el beso más intenso que he vivido, un beso que desde mi boca recorrió todo mi cuerpo, que desde mi boca hizo eco en mis pensamientos, en mi alma y en todo mi ser.

Después, en esos encuentros clandestinos, en los que intentábamos cerrar los ojos al mundo, pude sentir tu lengua recorrer mi cuello, lamer el lóbulo de mis orejas y desencadenar un sinfín de fantasías. La humedad de tu lengua, su textura recorrer mis labios, jugar dentro de mi boca, acariciar mi espalda. Dios, esta memoria sensorial tan desarrollada, no ayuda. Bueno, ayuda a recordarte fielmente, pero ese recuerdo tan claro me hace extrañarte.

Un día, en pleno uso de mis facultades mentales, bueno, de esas facultades mentales que medio sobreviven cuando uno quiere creer que el amor existe, programamos un encuentro íntimo, en el que sin los fantasmas del pasado, sin echarle la culpa a dos botellas de vino tinto, ni a la soledad mutua pero por separado, nos hiciera disfrutarnos… Qué noche!

Tus labios, carnosos, dulces, con una deliciosa textura que puedo revivir la sensación de recorrerlos con mi lengua, así, delineando su silueta, jugando con mi lengua en la comisura de tu boca. Así, redescubrí tu lengua. ¡Por Dios! tu lengua recorriendo mi boca, mi cara, bajando por mi cuello… qué delicia sólo de recordarlo.

Tu lengua, húmeda, fuerte, ansiosa, jugando en mi pecho, dibujando trazos arbitrarios que provocaban un enorme placer, que en cada trazo encendían centímetro a centímetro toda la superficie de mi piel. Así, de mi cuello a mis labios; de mis labios a mis senos; de mis senos a mi cuello y podría resultar muy limitado el relato, porque a ciencia cierta, me perdí. Sí, me perdí en ese mundo de sensaciones que me hacen recordar el placer y no a detalle la escena.

Luego, tus dientes… que deliciosa sensación esa otra tarde donde robándole tiempo al trabajo donde con excitantes mordidas recorriste mi espalda… sentir tus besos en mi cuello, tu lengua bajar hacia mis hombros y tus dientes morder suave y excitantemente mi espalda, qué rico!

Así tu boca ha sido una historia aparte, así tu boca ha sido mi infierno y mi cielo; mi infierno con el silencio sepulcral que no me dice nada cuando más deseo escucharte; y mi cielo con las miles de sensaciones que provocas con tus labios, con tu lengua, con tus besos.