Hay días muy extenuantes, entre el caos chilango, el caos laboral y el caos de mi propia vida, llego a casa exhausta, ansiosa de un baño tibio, que haga que al caer el agua sobre mi cabeza depure mis pensamientos, limpie de mi mente de todo aquello que no deba guardar, que mi mente se quede libre de sensaciones paranoicas o de escenas del día que en la realidad se quedaron inconclusas… pero, hasta ahora, no lo he conseguido.
Entonces con ese poco tiempo que queda entre que llego a casa, medio ceno algo ligero, medio ordeno la agenda mental del día siguiente, mientras intento cifrar en palabras para mis redes sociales todo mi desorden mental, llega la hora de ir a la cama. Una camiseta, shorts y la ventana abierta, quizá circule un poco de aire que ventile mis pensamientos.
Sobre la cama, a veces cubierta sólo con la sábana, juego con el celular un rato, quizá rumiando mensajes del pasado tratando de revivirlos como si fueran actuales -como si hubieran sido reales-; leo frases de los perfiles que sigo; escribo frases cortas en mi bloc de notas del celular, esas notas que sé que después con más calma podrían convertirse en relatos; así, recorro mi día tratando de visualizar un mejor pronóstico para el día siguiente.
Si el corazón se encuentra aún muy excitado, escribo para tranquilizarlo, abro mi carpeta “Momento Azul” en la aplicación de mi teléfono y comienzo a escribir sin un objetivo claro, sólo el de desahogar los pensamientos. A veces termino haciendo una reseña de recuerdos y a veces inventando una historia que por lo regular tiene como punto de partida una situación real y juego con mi imaginación para convertirla en lo que habría querido que fuera.
Quizá pase de media noche y cuando me dé cuenta que le quedan cinco horas a mi noche antes de que comience mi jornada del día siguiente, cierro todo y me dispongo a dormir. Bueno, cierro el documento que inicié, cierro la aplicación, cierro mi celular, cierro los ojos… pero ¿cómo cierro las carpetas abiertas en mi mente? Lo intento, evoco desde mi imaginación momentos de paz, sensaciones de tranquilidad y así comienzo a conciliar el sueño.
Pasan un par de horas cuando mucho, y algo en mi mente lucha por traerte a mis sueños, por hacerte parte de mi noche, supongo que la lucha consciente contra la inconsciente es tan intensa que termino despertando, volteando a ver el reloj, para darme cuenta que no hacía tanto que había decidido dormir.
Entonces en ese momento la lucha es consciente, es una dualidad entre querer encontrarte en mis sueños y que mi mente te haga estar presente en mi insomnio. Entonces en ese despertar sin descanso te pienso, te me antojas aquí conmigo, en mi cama… Y con ese pensamiento se desencadenan una serie de antojos de medianoche…
Pienso: si estuvieras aquí lamería de a poco tu nuca hacia tu oreja, mordiéndola suavemente, acariciaría tu espalda con las yemas de mis dedos, te diría “cositas” al oído, despacio con voz muy muy baja, que no entiendas qué digo, sólo imagines… que sientas cómo se acelera mi respiración y mi voz se entrecorta…
Sólo pienso, y en ese pensar, las posibilidades de volver a conciliar el sueño pronto, se alejan, porque el vacío de sólo pensar -no tenerte aquí conmigo- me hace evocar otras realidades, otros escenarios, según yo más manejables. Pienso en el trabajo, en la gente, en el mundo, en el día a día y aún no termino de organizar los archivos mentales del día recién terminado, cuando ya estoy pensando en qué pasará en una cuantas horas cuando me encuentre con situación equis del trabajo.
El insomnio es esa puerta a mis pasiones y mis demonios, es la entrada al infierno de una realidad inconsciente que me hace vivir esos sueños que sufres sintiéndolos reales; es decir, sin estar profundamente dormida ni conscientemente despierta, hay una escena que se sobrepone en mis pensamientos, entonces de acuerdo a los demonios que se apoderen de ella, imagino que la resuelvo o me quedo con la sensación de que se complica.
Ese infierno es un mundo intranquilo, de pensamientos confrontados, es un arder de pasiones de una realidad inexistente pero que me abruma como si lo fuera una realidad real, es un escenario en el que sin sentido convive un pasado y un futuro que no resuelven el presente, ni el real ni el de la mente que me atormenta sin sueño.
La desesperación, el desasosiego de pensamientos en cadena que carecen de razón de ser, que buscan unos brazos que den un poco de paz, que buscan un pecho tibio donde acomodar la cabeza y en ella los pensamientos, me hacen tomar el teléfono, buscar tu número y escribir, escribir y borrar, escribir y borrar una y otra vez…
Finalmente, cuando logro dominar los demonios -o dejarme dominar por ellos si no tengo fuerza para luchar- intento nuevamente conciliar el sueño, en un suspiro profundo recorro mi cuerpo tratando de construir un instante que me dé un poco de paz, intentando que en ese respiro mi mente se apague, mi alma se sosiegue, mi corazón se concrete a cumplir con sus funciones vitales para que mi cuerpo se disponga a descansar.
Así desde mis demonios, desde mi insomnio comprendo que te amo sin sentido y te odio con razones….
Insomnio, conciencia, mi yo interno, llama lo como quieras, pero es una realidad, la realidad que aparece y nos deja en un estado donde nada es real ni lo contrario, donde las cosas las vemos de diferente forma, como cuando bebes una botella de vino y ves con otra cara la vida, esa forma de ver las cosas mas fáciles, como escribir le a tu ex, como hablar le al amigo que ya no lo es, como la facilidad de resolver y cambiar al mundo con dos palabras, que fácil es la vida, que fácil es amar y perdonar, bendito insomnio que me das la oportunidad de traer a mi mente lo que en mis cinco sentidos no lo haría o no lo pensaría, es quitarse la cadenas que me atan a no ser yo mismo, bendito insomnio que me haces reflexionar y ver la vida en ese momento con una buena cara, del insomnio al nacimiento de los sueños, por que todo lo que tenemos o hacemos nace en ese momento.
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Yo me siento desesperada cuando quiero dormir y no puedo por todas las cosas q rondan mi mente, muy a pesar del sueño que tenga. Yo también como azul quisiera q se fueran con el agua al darme un baño.
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