Un hombre Hombre


Benditas películas de princesas que a todas, aunque lo nieguen, a todas en algún momento de nuestras vidas nos hicieron pensar en ese príncipe Azul… y bueno, muchos de los actuales hombres están tan lejos de ser príncipes y aún más de ser Azules, y Azules en el contexto de lo que representa mi Momento Azul, mucho más.
Siempre que escribo, por supuesto que hay un Hombre en mi cabeza, en ese imaginario desde el que se construye la fantasía, pero el Hombre de estos relatos tiene una función sintáctica de adjetivo calificativo, no de sustantivo común; es decir, Hombre es una cualidad que no todos los seres humanos de género masculino tienen, un hombre Hombre es más que un macho, más que un semental, más que un burdo ejemplar cuya única fortaleza está en sus músculos (no en su intelecto) y de ésos, hay muchos, he de confesar graves tropiezos en mi vida con esa subespecie.

Un hombre Hombre, o sea, con valor agregado de adjetivo calificativo, es más que el príncipe que nos imaginábamos de niñas, con el que nuestras madres nos mentalizaron que habríamos de encontrar para convertirse en padre de nuestros hijos. Cuando escribo, pienso en el Hombre que se describe tácitamente en una frase que varias veces he leído por ahí:

“Una mujer será tan niña como la consientas, tan dama como la trates, tan inteligente como la retes, tan sensual como la provoques”

Justo ese Hombre que connota la frase es el que está presente en mis fantasías, en mis relatos:

“…tan niña como la consientas…” Ese Hombre sabe consentirme con mensajes casuales que en medio de lo rutinario del día me roben una sonrisa; con un detalle que dé evidencia de que me conoce, que conoce mis gustos y antojos; que recostados sobre la cama, “peleemos” por escoger la película y terminemos decidiéndolo en un “volado”. Nada más seductor que un Hombre divertido, que en la simpleza de una buena charla me haga reír.

“…tan dama como la trates…” Nada más halagador que ser tratada como una dama, que las palabras sean las correctas, que sepa que no todos los besos son iguales, no es el mismo beso el que a solas busca encender el deseo para una gran noche, que aquel beso que en medio de la escena cotidiana se puede dar en público. Ser tratada como una dama es la atención más sublime que un Hombre puede tener, ser tratada con cortesía, con atención y con interés es un trato natural que no representa, necesariamente, el pago obligatorio de las cuentas ni tener que abrir la puerta del auto como un recurso automático.

“…tan inteligente como la retes…” nada más atractivo que un Hombre inteligente, con el que puedas conversar, con el que sepas que encontrarás una charla con sentido, con el que puedas debatir y argumentar sabiendo que siempre habrá una discusión enriquecedora. Un Hombre culto y educado que lo mismo converse de trivialidades, como te problemas mundiales intentando resolverlos en una charla sobre la cama. Un Hombre que resulte admirable por lo que hace y dice, que resulte tan placentero platicar con él que hacer el amor (bueno, casi).

“…tan sensual como la provoques.” ¡Qué parte más divertida de la frase! Creo que la sensualidad es algo inherente a las mujeres, es como un chip instalado en la programación genética del género femenino y es tan delicioso que exista alguien capaz de activar ese chip. No cualquier hombre tiene la sensibilidad para provocar la sensualidad, para encender el deseo. Un Hombre Hombre, tendrá una frase certera, un roce casual, una mirada sutil que desnude, una mirada casual que provoque… La respuesta a la provocación de un Hombre estará en responder con sensualidad, que no necesariamente está en un escote pronunciado o un insinuación descarada, la sensualidad está en la mirada, en la manera de conversar, en la manera en la que una mujer juegue con mis manos y mi cabello, en el movimiento de mis labios al hablar, en lo que haga imaginar al rozar mi lengua los labios… en cualquier gesto que busque ser una sutil insinuación de lo que podría hacer en su piel.

En fin, me declaro fan de los Hombres Hombres, me encanta atender sus sutiles fantasías. Me considero una mujer plena, que disfruta la diversión ingenua con un buen hombre, que le gusta ser tratada como una dama, que se sabe inteligente y, de la sensualidad, lo dejo a su criterio… aunque debo aceptar que hay otra frase que sirve para cerrar este relato: “A los hombres de mentira les quedan grandes las mujeres de verdad”. Saludos…

 

La pluma de mis historias

pluma

El otro día luego de haber leído el relato de la noche, un muy buen amigo me dijo: “Regálame una pluma con la que hayas escrito alguna de tus historias…” y fue una frase que hizo tanto eco en mi cabeza. ¿La pluma? Me hizo evocar aquellos cuadernos en los que en mis clases de universitaria intentaba atrapar los Momentos Azules de aquel entonces.

Hace ya varios otoños, cuando en la universidad conocí al amor de mi vida escribía y escribía para él, como todo universitario, había clases en la que era más entretenido pensar en el amor que escuchar lo que decía el profesor y más, cuando por la ventana del salón se veían inspiradores paisajes otoñales de pasto cubierto de hojas secas, de árboles secos y hojas bailando al ritmo del viento.

Los años pasaron, como toda historia de amor terminó, terminó en el terreno de la realidad pero con la promesa de que un día en la eternidad continuará… Hoy los amores apenas llegan a amoríos, a fantasías, a ilusiones para sentirme viva… pero la pluma y las hojas siguen siendo el medio para ser, para existir.

Siempre la escritura ha sido una pasión, una manera de traducir mi mundo, de descifrarlo con la ilusión de que las palabras escritas tengan más sentido que todos los pensamientos y sentimientos que revolotean en mí.

La pluma de mis historias es ese pensamiento arrebatado que desatina en la paz momentánea de mi vida y se traduce en una frase simple escrita en mi block de notas en el celular, para después ubicarla en una escena que dé lugar a un relato. La pluma de mis historias es la caricia casual que al roce casi accidental evoca un sinfín de sensaciones, jugando a que aún a mi edad se vale creer en el amor. La pluma de mis historias son las palabras que en conversaciones simples con mi gente dan sentido a los sinsentidos que en mi vida me mantienen al filo de las esperanzas y del dolor.

Hoy el sentido de este espacio es atrapar en palabras un Momento Azul efímero, imaginario o real, pero efímero, inmediato, que de no ser por porque hay un recurso escrito para cifrarlo, pasaría. Por eso hoy, el amor de hoy, la ilusión en el amor de hoy, requiere de este espacio… y entonces, la pluma de mis historias es cada una de las lágrimas que al escribir buscan ahogar una realidad que duele y dar vida a una realidad fantasiosa que a través de la imaginación aminore el dolor… son las lágrimas que entre la escritura nublan la visión de la misma manera que un beso robado a la realidad nubla mi juicio.

Esa pluma también está en las yemas de mis dedos, en esa caricia en sus labios cuando en un reto a la cordura le acaricio queriendo despertar a través de la tibieza de mis manos una fantasía que le lleve a devorarme a besos; está en la yema de mis dedos cuando entre sus cabellos busco escudriñar en historias del pasado que guarda su cabeza para hacer un espacio para la mía; está en mis dedos cuando intentando hacer el amor con él, quiero trazar sobre su dorso el lenguaje que dicte mi pasión para sentirme suya por un instante.

También, la pluma de mis historias es la humedad de mi lengua, cuando guiada por el deseo, explico en su oreja sin palabras que quisiera perderme entre sus brazos, que quisiera sentir sus labios recorriendo mi piel. Esa pluma también es la punta de la lengua que en una tarde cotidiana cerrando los ojos al mundo, juega con sus manos, lamiendo uno a uno sus dedos, recorriendo el dorso de su mano y mordisqueando las yemas de sus dedos queriendo que esa sensación recorra su cuerpo y evoque recuerdos conmigo.

Por supuesto que la pluma de mis historias, también está en mis labios, cuando en un ataque de ansiedad buscan saciar la sed de amor en su boca, cuando con más instinto que con técnica buscan su placer a través de las sensaciones que despiertan. Esa pluma escribe desde mis labios, con palabras, con besos, con caricias que inician en su cuello. Esa pluma, que al menos con él, parece ser de tinta invisible…

Sí, porque por más que esa pluma entendida como lágrimas, caricias, besos, etc. quiere comunicarle por escrito lo que pasa en mi vida, esa pluma sólo puede darle forma a historias imaginarias, a historias de fantasía en las que saberse el protagonista le resulta indiferente, donde saber de lágrimas o caricias le resulta lo mismo.

Por eso, la pluma de mis historias está sin duda la imaginación, esa imaginación que me hace convertir una tarde pactada de común acuerdo para dar rienda al deseo en una tarde de sexo complaciente cercano a la sensación de hacer el amor. Es la imaginación que me permite reescribir la realidad que duele como una fantasía que parezca medianamente divertida. La pluma de mis historias me deja escribir historias disfrazadas de lujuria para evadir el dolor del desamor.

Tu Fantasía

Fantasía

A veces sucede lo impensable, lo que jurarías jamás pasaría… A veces ser Azul es un riesgo para vivir, un riesgo para existir, un riesgo para ser tuya desde tu fantasía. Eso, lo inverosímil, sucede cuando luego de leer alguno de mis relatos, imaginando mi voz suave y cadenciosamente hablándote al oído, me buscas, queriendo saber más detalles de aquella historia recién publicada como un Momento Azul. Pero no hay nada más qué contar, sólo lo escrito, sólo el momento cifrado en palabras, así que, si quieres saber más, eres tú quien debe construir la historia, Tu Fantasía…

Entonces debes traer a tu mente esa imagen de tu propia Azul, Tu Azul con el atuendo, el olor, el cuerpo, la voz y en el ambiente en el que te gustaría estar conmigo. Con esa imagen clara en tu mente, me observas detalladamente y te parezco una Azul hermosa, una mujer muy interesante.

Visualizas la escena en una recámara, una amplia cama, una mesa con una botella de whisky y un par de vasos. El ambiente se impregna suavemente del aroma de mi perfume, el olor Azul que proviene de mi cuello se disipa en la habitación.

Te parece que luzco atractiva, visto una falda negra corta y ajustada, que me permite modelar mis piernas, torneadas y sensuales; una camisa abotonada al frente, de color Azul, por supuesto, con los dos primeros botones abiertos.  No dejas de observarme, ves cómo mis altos tacones hacen que se marquen aún más mis piernas.

En mi cuello una delicada cadena con un dije que cae sobre mi pecho, un dije discreto pero que invita a acompañarlo en el recorrido por el cuello hacia el pecho. Mi cabello luce impecable, es evidente que dediqué tiempo frente al espejo para estar hermosa para ti.

Ten clara a Tu Azul… dibuja en mí todos los detalles que necesites, el maquillaje, el peinado, el color y modelo de su lencería…

Tu Azul es sólo tuya, la que estás creando en tu imaginación… cuando me lees, cuando imaginas mi voz acariciar tu oído mientras cierras los ojos y sabes que ahí estoy, contigo, convertida en Tu Fantasía.

Así transcurre nuestra noche, comenzamos por beber algo, colocas un par de hielos en cada vaso, viertes un poco de whisky,  brindamos en ese primer trago, por lo que es sin ser, por este Momento Azul tuyo, no mío… Bebemos un trago, y dejo que el hielo toque mis labios y el hielo provoca una sensación que nos lleva a besarnos  para atemperar nuestra boca compartiendo aún un poco del sabor del whisky.

Acaricias mi cabello,  juegas con él y tus manos se sienten deliciosas en mi nuca, en mi cuello, en mis hombros, así, justo un delicioso masaje que comienza a desconectar los interruptores de la razón.  Me abrazas fuerte contra ti, con ternura, con una combinación de deseo y cariño, con los ojos cerrados,  disfrutando todos los pensamientos que pasan por tu cabeza y que el olor de mi perfume despierta en ti.

En ese abrazo sientes mi respiración en tu cuello, me sientes acercándome a  tu oreja, escuchas el murmullo de mi voz, diciendo sólo frases al azar, las que tú estás imaginando, las que tú quieres escuchar, las que me hacen ser Tu Azul, Tu Fantasía… Yo, disfruto esas sutiles y tiernas caricias en mi cuello, disfruto tus manos ansiosas por recorrer mi cuerpo completo, disfruto tus labios tibios deseosos de bajar lentamente por mi cuello hacia mi pecho.

En un movimiento casi accidental, nos recostamos sobre la cama, me sigues observando, haciendo tuyo cada detalle de la escena: disfrutas mi mirada perdida en la tuya, la cercanía de los cuerpos, el recorrido que instintivamente tus manos inician sobre mi cuerpo, abrazando mi cintura, acariciando mis senos sobre la ropa, tocando con las yemas de tus dedos mis labios.

Tu Azul hace perfecto el momento, están en una sincronía de acciones como si se conocieran en la intimidad, como si la escena no fuera casual sino recurrente, como si supieras cuánto disfruto que tus manos poco a poco desabotonen mi blusa para que puedas besar cómodamente mis hombros. Con delicadeza, casi con amor, desabrochas uno a uno los cuatro botones de mi blusa, recorres con tus manos mis hombros y acercas tu boca a mi cuello.

Bajo la blusa, encuentras justo parte del coordinado que habías imaginado, ese color, ese diseño, esos detalles que me hacen ser Tu Azul, Tu Fantasía. Es una escena dulce, deliciosa, sin prisas, despertando un mundo de sensaciones que recorren todo mi cuerpo. Así, en el juego de tus caricias, en un movimiento quedo boca abajo, continúas acariciándome, el juego de tus manos en mi cabello me hace estar absolutamente relajada, las yemas de tus dedos en mi cuello alternadas con las palmas de tus manos en mi espalda me parecen sensacionales.

Ser Tu Azul te hace disfrutarme, te hace que cada centímetro recorrido, que cada segundo que pasa tenga algo de magia, algo de fantasía… en Tu Fantasía, aún colocada boca abajo, desabrochas mi falda, y descubres el complemento del coordinado, te parece sensual, te parece que hace lucir mi cuerpo.

Me encanta la manera en que me miras, es una mirada deliciosa, es una mirada que me acaricia con ternura al mismo tiempo que me devora con hambre de placer…Así, Tu Azul está dispuesta para ti, para Tu Fantasía… una fantasía que quizá te haga imaginar una Azul experimentada en los placeres del sexo, mientras que ésta, la Azul que escribe, quizá sólo sea una mujer que en los relatos huye de su realidad, una mujer sensible que sólo anhela unos brazos tibios dónde dormir y un beso tibio para despertar…

Reinventando la manera de amar

Amar

Comencé por transcribir en un documento la historia de mi cabeza, pensaba en que un día se convertiría en un texto interesante, más de 100 páginas escritas, sólo con una intención catártica, hasta que un día, no encontré sentido para continuar escribiendo, no encontré una historia qué contar… Los personajes que quedaron inertes a expensas de sobrevivir de recuerdos, de esa realidad fantasiosa… hasta que varios meses después abrí nuevamente el archivo, con el nuevo capítulo.

…ha pasado tanto tiempo que no sé si hoy tenga sentido retomar esta escritura, si tenga más sentido borrar el documento que poco a poco se convirtió en un sueño, en un anhelo hasta llegar a lo que hoy nos encontramos…

Quisiera hacer un recuento claro y puntual de lo que ha pasado en este tiempo sin escribir… y me resulta inevitable que mis ojos se llenen de lágrimas, que mi corazón parezca salir de mi pecho, que mi mente provoque pensamientos que hacen que la cabeza duela: ¿qué escribo? ¿lo que desearía? ¿lo que sucede? ¿lo que me duele? ¿lo que me gusta?

Quizá sólo puedo iniciar por lo que le ha dado sentido a los últimos meses… al reto de ser amantes de ocasión sin esperar más… Alejada, muy muy alejada de la esperanza que respondía mi primer mensaje de aquel entonces:

“Te quiero, aquí y ahora, creo que nunca nadie había escrito algo tan intenso con mi nombre en el destinatario, es hermoso Azul y es que retratas una a una las sensaciones de aquel día y es que, tengo que confesar después de leer tu mail, que yo hice trampa, que yo toque la cama primero que acaricié tu pierna primero, que toqué tus pies primero… muero por estar contigo abrazados, besándonos, juntos, muero por perderme dentro de ti convirtiendo al deseo en una realidad absoluta. Necesito tu cuerpo pero no por darle consuelo a los fantasmas y a los momentos, no por una copa de vino, sino porque reconozco que ahí me he sentido estos días aún estando lejos.”

Hoy después de mucho tiempo, siento ese vacío, ese miedo, esa nostalgia, esa necesidad de querer creer que ha sido suficiente, y no porque no lo haya sido, sino más bien porque me resisto a creer que sólo para eso nos alcance…

Ha sido divertido, no lo puedo negar, lo he disfrutado (te he disfrutado) y mucho, es más hasta podría confesar que hay algo que me gusta más que una relación convencional: los mensajes me parecen más naturales, las palabras más simples y los encuentros sexuales más intensos.

Esa noche en la que tú, tu mundo y tu soledad encontraron en el whisky una manera de desahogar los pensamientos y entre mensajes de voz y texto conversamos por horas, no sé si con una intención definida, pero sí con muchas emociones qué compartir: desde las narrativas que me encanta hacerte sobre lo delicioso que es el sexo contigo, hasta un poco de reflexiones sobre el pasado y confesiones en apariencia banales pero profundas.

Esas confesiones nos llevaron a declarar abiertamente el deseo que sentimos, las ganas de que nuestros cuerpos se encuentren en la intimidad haciendo de cada ocasión un momento de placer sublime… Tus temores y mis intensidades; tus intensidades y mis temores, todo en la misma conversación, tratando de entender para qué nos alcanzaba, cartas para qué juego teníamos.

Así, la conversación a la distancia, mis lágrimas y tu whisky nos llevaron a un burdo acuerdo: “Juguemos a ser amantes de ocasión sin esperar nada de nadie”, lo peor: incitado por mí, anti yo, anti lo que habría imaginado en algún momento…

Así, entre súplicas al destino, a la vida, a ti, para ser más, la razón me asiste ante la atrevida sugerencia: si amándote, si dándome al cien por ciento no habría logrado conquistarte, quizá nuestro único punto de encuentro como pareja, podría ser sólo el sexo ocasional… ¿de verdad?

A varios meses de aquel acuerdo y con varios deliciosos encuentros sexuales, no sé si fue el whisky quien te hizo aceptar, no sé si ha sido lo que tú quieres… y ¿sabes? me da tanto miedo preguntarlo, me aterra que mis preguntas te asusten y huyas.

Entonces, con ese acuerdo, tuve que reinventar mi realidad, tuve que reinventar la manera de amar,  esta realidad que inició con un texto titulado: “GRAN HISTORIA”, después pasó a “CONTIGO TIENE SENTIDO”, luego a “UNA REALIDAD DIFERENTE”, el cuarto título fue “UNA REALIDAD”, y ahora, es UNA REALIDAD AZUL… un Momento Azul.

Sí, un Momento Azul… en el que cuando quiero huir de mi mundo me refugio en la escritura, una realidad en la que los encantos no alcanzaron -ni alcanzarán-,  una realidad que ha mutado  de ser una Gran Historia a ser un recuento de fantasías… Fantasías en las que el juego no requiere dar explicaciones, el juego consiste en que cada uno llevamos nuestras cartas a la cama y en una noche de sexo disfrazado de pasión, juguemos a lo que nuestra partida nos alcanza y al final de la ronda cada quien recoja sus ganancias y pérdidas en silencio y tácitamente quede agendado un próximo encuentro para cuando los cuerpos se extrañen y la vida pública nos lo permita.

Así ha sido, sin duda, al menos en mí, el deseo es cada vez más intenso, la manera de disfrutarte ha evolucionado… sí, he aprendido a ser Azul y no como esa mujer fácil dispuesta para una sexo de simple con cualquiera, sino como esa Azul libre de prejuicios dispuesta a disfrutar: a hacer disfrutar y permitir que la disfruten. Entonces, esta Realidad Azul a veces ha sido tan difícil, ha sido contradictoria, ha sido una dualidad, pero una vez que logro conectarme con ella, la disfruto.

He re-aprendido (tenido  que aprender) a vivir el momento con riesgos, sin esperanzas, sin ilusiones…Tuve que aprender que sí hay diferencias entre el sexo y el amor (y tuve que conformarme con lo primero). Entonces, acepté que no pude conquistarte, que jamás te enamorarás de mí, pero aún así en cada encuentro intentamos hacer el amor como si nos amáramos.

Pero también he aprendido que el amor no se puede hacer, que lleva hecho a la cama, sólo para disfrutarse y que si éste no existe, se reinventa el sentimiento para disfrutar el sexo y así en esa premisa, también nosotros mismos hemos aprendido a reinventarnos entre tequila, vino, fruta, pastel… en las fantasías!

¿Sabes? al final en esta reinvención, no es tan malo ser Azul…Azul se ha convertido en una esquizofrénica historia que rebota entre mis hemisferios cerebrales, ha sido una historia que un día juega a que le alcanza y otro día a que quiere más. Y cuando le alcanza lo disfruta, se siente libre y feliz…

La Realidad Azul me ubica y si no,  repito: “solo amantes de ocasión, sólo amantes de ocasión, sólo amantes de ocasión, sólo amantes de ocasión…” así hasta que Azul hace un recuento de los placeres y buenos Momentos Azules que hemos pasado y me hago consciente de la Realidad, olvidando aquellos lejanos mensajes dónde surgió la ilusión:

“No puedo negarlo, mi cabeza está ocupada en ti, en lo que me hiciste sentir, mi cabeza se ocupa de recrear cada uno de los besos que fueron tan difíciles de extraer de tus labios. En cada una de tus caricias, de la primera vez que nos entrelazamos las manos, en esa primera mirada distinta, en esa primer caricia traviesa, en aquel último trago de vino, en la música y cómo cuadraba perfecto con el momento, no puedo negar que lo imagino y lo vivo y no sólo eso, sino que además, quiero repetirlo, quiero volverlo a imaginar…

No puedo negarte que me encantó que te despidieras al final con un beso cuando pensé que sólo me dirías adiós a la distancia, no puedo negar que me quedé con ganas de tenerte por completo, pero también no puedo negarte que eso hace que hoy piense más en ti.

No puedo negar que tengo deseos de robarte un momento del mundo y que seas solo mía.No puedo negar que quiero encerrarme en tu cuerpo toda una noche.

No puedo negarte que estoy pensando en ti…”

Reinventar la manera de amar es amarte con todo mi ser, sin poder decírtelo a cada instante;  es amarte a través de la fantasía y las palabras, esperando que cuando leas alguno de mis relatos lo disfrutes sabiéndote protagonista…

Todo un placer

placer

Sé que esto puede resultar muy controversial porque para esto no hay técnicas únicas o maneras correctas de hacerlo, son ene mil variables las que pueden influir, dependerá sin lugar a dudas de la confianza y comunicación que haya en la pareja, afortunadamente he estado con hombres que me han enseñado con paciencia y mucha pasión, lo que me ha permitido hacer de esto todo un placer.

Bueno, tampoco quiero generar una falsa expectativa ni pretendo presumir, porque que no soy profesional en la materia pero que sin duda es algo que disfruto muchísimo. No recuerdo con precisión cómo descubrí esto, ni a qué edad, pero indudablemente me encanta y, como en casi todos los capítulos de nuestras historias, habrá parejas con quienes lo podamos disfrutar más, quienes nos lleven a reinventarlo a hacer lo inesperado, y con cada uno se aprende algo que sin duda se puede aplicar con el siguiente.

También aclaro, no se entienda este texto como una receta  o procedimiento a seguir, es sólo que hoy camino a casa en medio del tráfico de esta ciudad,  el play list aleatorio de mi teléfono seleccionó una canción que me llevó a querer compartir ustedes mis lectores de una forma un tanto didáctica la manera en que disfruto yo:

Primero, es importante el atuendo.  La escena necesitará un atuendo especial,  no un disfraz, solo algo que connote que me esmero para disfrutar la ocasión, que se vea el detalle de la sensualidad femenina. Es una cuestión de actitud que se verá reflejada en el físico: un rico baño tibio, una crema con aroma suave para todo el cuerpo, un sexy vestido negro corto, un poco más arriba de media pierna, tacones altos, un maquillaje discreto porque si no más tarde, al sudar deslucirá horriblemente  y, por supuesto, un toque de perfume… nada más provocativo para un hombre que un olor delicioso para hacer que este encuentro sea aún más disfrutable.

Luego, estar lista y puesta para la cita, recibir a ese gentil caballero con una pecaminosa sonrisa que le haga volar su imaginación, darle un beso en la mejilla -casi en la oreja para alcanzar a acariciarle sutilmente con la lengua -. El lugar ya está previamente pactado, así que ansiosos por llegar conducimos el auto sabiendo que en nos espera una gran noche, que nos hará disfrutar hasta cansarnos, hasta rendirnos exhaustos.

Después, al llegar, por supuesto, algo de tomar. Algo que comience a encender las pasiones y entre sonrisas emocionadas el vibrar de los cuerpos nos llame a la acción, pero con calma,  tendremos toda la noche, así que seguimos disfrutando los tragos.

Transcurre una hora y después de una amena charla, luego de sentirnos acorde al ambiente del lugar en el que estamos y antes de que los tragos hagan efecto, ya es inminente el deseo de comenzar, así que tomas mi mano, la besas y respondes la sutil caricia de mi lengua en tu oreja tú correspondiéndola en el dorso de mi mano. Me tomas con una mano en la cintura y otra en la espalda, besas mi cuello y el efecto del perfume cumple su cometido, por ello a  un ritmo delicioso comenzamos a disfrutar la noche.

Perdemos la noción del tiempo, porque es verdaderamente excitante el ritmo de nuestros cuerpos que de momento se acercan pareciendo uno y después se separan sólo dejando nuestras manos entrelazadas. De momentos la distancia provoca que con roces deliberados, tu mano baje un poco por mi cadera, viéndonos de frente a los ojos, sin hablar pero comunicándonos que disfrutamos.

La noche continúa, nosotros ajenos al mundo, ajenos a la realidad externa, sólo en nuestro tiempo y espacio, sólo dejando que los cuerpos disfruten. Me encanta porque la fuerza de tus brazos, tus manos marcan el ritmo guiando mi cintura, mis caderas y todo mi cuerpo. El tiempo pasa lento disfrutando, sintiendo eterna la historia de ese lugar que nuestras mentes traducen en deliciosos movimientos.

Es momento de hacer una pausa, aunque esto resulte un placer, uno se cansa, la condición física no es la misma de otros años, ahora los años y los kilos pesan, entonces aprovechamos pequeñas pausas para tomar aire, recuperar el aliento y seguir brindando con un trago más, que lo mismo da saborearlo del vaso, de la copa o de tus labios.

Extasiados, en medio de esas miradas cómplices,  de esas sonrisas plenas, el deseo de continuar nos regresa a la acción. Nuevamente nuestros cuerpos vuelven a comunicarse con movimientos sincronizados, sutiles y tácitos, con cambios de ritmo para potenciar las sensaciones.  Sabes que lo disfruto, sabes que mi estrés cotidiano lo requiere para relajarse y olvidarse del mundo, que estar ahí me transforma.

…en verdad no sé dónde o cómo es que descubrí mi gusto y pasión por bailar, me encanta la salsa, se me hace un ritmo divertido y sensual, reitero, no soy experta en baile, pero sí creo que es de los placeres que obedecen el instinto. Lo disfruto muchísimo, es un delicioso cansancio que descansa, lo he comprobado en esas largas noches en las que retamos el cansancio para disfrutar una noche completa de ritmos guapachosos.

¿¿¿Bailamos???