Podría enamorarte

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Podría enamorarte pero no, si te enamoro sabrías que soy más de lo que ves, más de lo que has imaginado en esas noches en las que nos despedimos de manera cordial y a la distancia, si te enamoro sabrías que mi sonrisa es un pedacito de alma que te entrego cuando disfrutamos las tardes compartidas, sabrías que mi mirada es transparente y franca cuando me observas fijamente queriendo encontrar algo más.

Podría enamorarte, créeme, no necesito hacer mucho, solo ser yo, sólo recostarme en tus brazos mientras te cuento mi día a día, mientras se escapan un par de lágrimas provocadas los recuerdos que te comparto, mientras rio sutilmente por un chiste mal contado o me altero queriéndome meter al campo de juego desde la televisión cuando disfruto el futbol.

Podría, pero no… eso sería tanto como internarme en tus pensamientos y robarte el sueño, sería tanto como esperar que sonrías cuando recibas una señal de mi parte, sería como suponer que ansías un encuentro conmigo que nos convoque compartir un café y sugerir el amor.

No soy una mujer fácil, en ninguno de los sentidos que esta palabra tenga. No busco aventuras ocasionales que den historias para mis relatos. No soy una mujer fácil porque entenderme es más complejo de lo que muchos imaginarían, de lo que pocos se han atrevido siquiera intentar. No soy una mujer fácil pero sé mis encantos, sé mis historias, sé seducir con la mirada y conquistar con los labios.

Sé seducir, conquistar, enamorar, sé AMAR. Podría hacerme necesaria en tu vida, que necesites un beso de buenos días que te dé ánimos para un día rutinario, que necesites un mensaje de media mañana que te abstraiga de lo cotidiano y me coloque en tu mente para que sonrías imaginándome, que requieras una llamada por la tarde compartiendo simplezas e insinuando el próximo encuentro.

Enamorarte es lograr que cierres los ojos y me encuentres en tus pensamientos, enamorarte es lograr me busques en tus sueños y despiertes imaginando el sabor de mis besos, enamorarte es proponerte un café que se disfrute en tus labios, es robarle el tiempo al mundo para un encuentro furtivo, es incitar el deseo de tenerme entre tus brazos desnuda en cuerpo y alma para cumplir tus fantasías.

No es difícil enamorarte, es tan sencillo como dar rienda suelta a mi esencia, como sonreír y hablar desnudando mi alma; tan simple como jugar con mi pelo mientras tu mirada se pierde en mis labios cuando acelerada te comparto mis aventuras del día; tan simple como tomarte de la mano y entrelazar nuestros dedos solo para saberte cerca.

Podría enamorarte, créeme, podría… pero eso significaría soltar a mis demonios, vivir mis pasiones y eso, eso, normalmente asusta… asusta a un hombre que no sabe qué hacer con los demonios del amor que viven en una mujer como yo…

Una mujer muy Azul

Llámalo como quieras: soberbia, arrogancia, vanidad, pero los años me han hecho una gran mujer, una mujer muy Azul capaz de seducirte con la mirada y sin escotes, capaz de conquistarte con mis labios sin siquiera besarte.

Los años y las historias me han convertido en una mujer plena, dueña de mi vida, que disfruta de halagos de aquellos que encuentran en mis relatos un refugio de fantasía, que disfruta aquel trago compartido en nombre de los recuerdos o en nombre del juego de la conquista.

El tiempo me ha dado la razón, las decisiones que he tomado y sus consecuencias, me dejan con saldo a favor. Siempre dispuesta a nuevos riesgos, a nuevas aventuras que me acerquen a la felicidad, con la certeza de que mi imperfección y mi locura me separan de ese mundo de apariencias y me dejan construir un nuevo mundo de ilusiones, de esas que por instantes saben a realidad, de esas que se convierten en inevitables sonrisas, de esas que hacen eco en la mente y en el corazón durante el día.

Descubrirme como Azul, me hace libre, me hace más mujer, me ha llevado a una lucha por reivindicar mis esperanzas, a defender mis fantasías, a entender el amor y el deseo, a besar con la mirada y acariciar con mis palabras.

Ser Azul me permite aceptarme como una mujer intensa y apasionada, no solo por los placeres que muchos creen que se limitan al sexo, soy una mujer intensa y apasionada que en cada aspecto de mi vida, creo en mi profesión y mi profesionalismo como un instrumento para construir la sociedad en la que me gustaría vivir; creo en mi manera de amar como la única posible donde se entrega todo en una apuesta a ganar; creo en mis aciertos y desaciertos como la única manera de aprender y reaprender las lecciones de la vida.

Ser Azul me hace desafiar mi mundo, ese que se rige por la perfección aparente. Los años me han dado la razón, acepto mis errores como errores, volteo la mirada al pasado y sé que aquello, aquellos, que dejé en el camino, hoy no me hacen falta, al contrario, me alivia no tener peso de su existencia en mi vida.

Observo mi presente y disfruto saberme una mujer deseada, una mujer que, a veces sin querer, es capaz de quedarse en la mente de algunos, que es capaz besar labios a la distancia desde el pensamiento, capaz de acariciar corazones, tocar almas y alojarse de manera inamovible en el corazón unos.

Imagino mi futuro se llena de esperanza, llena de ilusión de esa, que ilumina las lunas llenas, de esa que se encuentra en el sabor de un sorbo de café, de esa que se encuentra en una conversación improvisada y en un mensaje inesperado.

Hoy no me importa si es soberbia o solo una más de mis locuras, hoy con mis años, mis kilos, mis lágrimas y mis risas me siento feliz. Dispuesta a seguir reescribiendo la realidad, a veces al límite de la fantasía, a veces al límite de la cordura, a veces desde la más oscura realidad.

Seguiré siendo Azul, cada vez más Azul, cada vez más plena, libre, desafiante, intensa y apasionada. Seguiré jugando a reinventar mi mundo hasta que en el último intento me encuentre en la vida en la que quiero pasar mis días hasta el final de mi historia.

Hoy, celebrando un año más de vida, me acepto como una gran mujer, como Azul envuelta en todas sus pasiones y sueños, esos que para algunos fueron demasiado grandes como para atreverse a conquistarlos conmigo…

El otro día leí una frase con la que me identifiqué:

“Una mujer seductora, deja algo en la mirada; una mujer simpática, deja algo en la sonrisa; una mujer sexy, deja algo en la imaginación; pero una mujer de verdad, deja huella en el corazón.” Búscame en tu mirada, encuéntrame en tu sonrisa, hazme tuya desde la imaginación, pero sobre todo… guarda mi nombre en tu corazón: AZUL…

Te quiero…

Tan cierto es aquello que los amores verdaderos sobreviven al tiempo únicamente convirtiéndose en platónicos, que hoy eso eres para mí. Tan cierto es aquello de que parece que el amor, al menos el amor como el nuestro, existe únicamente en los libros y la poesía, que leo y escribo para amarte… Tan cierto es, que cuando te digo que te quiero, significa que quiero despertar contigo y ver la sonrisa de la luna creciente que nos saluda antes del amanecer cuando aún estamos recostados.

Te quiero como para que entiendas lo que pasa por mi mente cuando nuestras miradas en silencio se encuentren y que en un abrazo reconfortes aquello que solo tú entenderías. Te quiero como para que peleemos por la política y nos reconciliemos con la poesía, te quiero como para que recostados en el pasto al anochecer veamos las estrellas y busquemos a nuestros ángeles en el cielo y les compartamos lo delicioso que es detener el tiempo cuando nos tomamos de la mano.

Te quiero como para que al final del día me digas qué fue lo mejor o peor de tu jornada y en una noche cualquiera, juguemos a reconquistarnos compartiendo una botella de vino, viendo fotos del pasado, riendo y secando lágrimas de melancolía, hasta que sin saber cómo nuestra cama nos llame y terminemos haciendo el amor con la misma pasión que la primera vez.

Te quiero como para que avales mis locuras con una sonrisa compasiva, como para que seas cómplice de aquello que el mundo (mi mundo) considera impropio o arriesgado. Te quiero como para que tomados de la mano caminemos juntos sobre hojas secas en otoño o viendo el reverdecer de los árboles en primavera.

Te quiero porque necesito imaginar que quizá en otra vida, la historia será diferente, que tal vez un día nos reconoceremos en otras condiciones y nuestras almas se abrazarán. Entonces, el amor que solo en la mirada se expresa, se comunicará y la historia será diferente. Nos abrazaremos tan fuerte que nadie ni nada podrá separarnos, que nuestros cuerpos se pertenecerán desde el primer roce.

Huiremos en ese instante, comenzaremos a escribir una nueva historia, crearemos un nuevo mundo, donde el amor guíe el día a día, donde, en una tarde lluviosa, mientras yo escribo locuras en mi computadora, tú llegues con una taza café caliente y con un beso en el cuello, me digas que me amas y el brillo en tus ojos certifiquen la veracidad de tus palabras.

En ese nuevo mundo seré esa mujer que admiras, esa mujer inteligente, apasionada, sensual y erótica que te conquiste cada día, cada noche, con mi conversación, con mis besos, con el caminar que me acerque a ti para darte las buenas noches, con las noches de sexo complaciente que nos haga explotar en placer una y otra vez.

Entonces, te seguiré queriendo, y el tiempo parecerá eterno, el tiempo parecerá detenerse en cada beso, en cada caricia, en ese instante de placer que en la cama proclama momentos efímeros como eternos. La vida pasará sin prisas, sin que el mundo juzgue ni nosotros añoremos mejores tiempos, la vida hará eternos los instantes en los que la felicidad ahora pasa como agua entre las manos, los momentos en los que el eco de nuestra risa se graba en el corazón, los minutos en los que a ojos cerrados evoquemos las palabras que tanto hemos pronunciado entre lágrimas.

Te quiero como se quiere aquello que parece imposible, como se quiere aquello que se imagina tan real que da esperanza, que inyecta de ilusión los días más oscuros, te quiero como aquello que enciende el deseo, que se acaricia y congela la sensación que recorre mi cuerpo.

Te quiero como para esperar otra vida y encontrarte, te quiero ahora y también, quizá después…

Loca e imperfecta

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Tantas veces he roto en llanto por la frustración de no poder hacer tal o cual cosa, decenas de veces he tomado una hoja para escribir y huir de la realidad inventando historias, infinidad de veces he cerrado los ojos queriendo encontrar respuestas imaginándome muy lejos de aquí, no puedo, lo lamento, pero no puedo…

Soy una mujer loca e imperfecta. Amo las locuras, amo creer una y otra vez en el amor y apostar a una nueva ilusión, amo las locuras que me quitan el sueño imaginándolo a mi lado, amo las locuras que me hacen esperar con ansia sus mensajes y sonreír como una loca con su voz.

Soy una mujer loca e imperfecta, porque me equivoco una y otra vez, porque la perfección me parece lejana de la felicidad, porque una vida perfecta me parece acartonada y carente de sentido. Soy imperfecta porque no sigo las reglas de un mundo que muchas veces me parece ajeno, porque el deber ser de la sociedad a veces me parece obsoleto y aburrido, deshumanizado y absurdo, porque esa perfección lleva hacia una vida fría y mi vida es cálida, es intensa e imperfecta.

Soy una mujer con un sinfín de historias, desde aquellas aleccionadoras, hasta aquellas grandes historias de amor, pero aún con muchas hojas en blanco para seguir escribiendo. Soy una mujer complicada a quien hace feliz lo simple, como lo escribí en otro relato, soy una mujer que disfruta del sexo de la manera más intensa y plena, pero eso no me hace una mujer fácil y frívola, porque para disfrutar con alguien, ese alguien antes de desnudar mi cuerpo, tuvo que haber desnudado mi alma.

Mi locura me hace apostarle a nuevas versiones de mí, a arrojarme a la conquista de aquel que acaricia mi mundo, que toca a la puerta en mi vida; mi imperfección, me hace creer posible cualquier historia de amor, dentro o fuera del guión del destino, escrita con letra de molde o letra script, escrita desde la imaginación o con caricias sobre la piel.

Por las noches, cuando los pensamientos se dedican a rumiar recuerdos del día, recorro uno a uno todos los juicios que durante el día me cuestionaron, recorro una a una las palabras de otros que dictan “lo que se debería hacer”, “lo que sería mejor” y que en mi mundo es complejo de seguir como receta de cocina, insisto, no por rebeldía, no por reto, sino porque soy loca e imperfecta.

Me aferro al amor, me aferro a las sonrisas sin sentido que inyectan ilusión en los días más difíciles, me aferro a creer que el amor no se equivoca y que aquello que se hace anteponiendo el amor, jamás será un error, sino una nueva aventura con un final incierto, un juego de azar que el destino pone para VIVIR… Me equivoco una, diez, cien veces; lloro, una diez, cien veces y en esas lágrimas intento ahogar las desesperanzas, las culpas y las tristezas para hacer germinar las esperanzas, el amor y la plenitud.

Soy imperfecta porque, aunque quiera, no puedo satisfacer los estándares de perfección del mundo en el que estoy, aquellos donde como un cuento de hadas, dibujan a un príncipe azul y un castillo de ensueño; porque aunque quiera, desde niña siempre he tenido un camino alterno, uno que me ha hecho salirme del guión en repetidas ocasiones. Soy imperfecta, porque sé que alguien más lo haría mejor que yo, con más técnica, con más conocimiento, con mejor modo, con más estilo, mejor que yo, pero esta es mi vida: loca e imperfecta.

 

 

Hagamos el amor

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¿En qué momento te convertiste en rehén de mis pensamientos? ¿En qué momento nuestros mundos se encontraron para compartir recuerdos y escribir historias?

No lo sé, pero debo confesar que disfruto tu voz, tu presencia a la distancia que sé me acompaña en lo cotidiano, que comparte la simpleza y la complejidad de mis días, que entiende mis lágrimas y mis risas, que a veces, sin palabras, sonreímos en nombre del recuerdo que evocamos y por ello sé que estás conmigo, que estoy contigo.

Somos las historias que fuimos, somos de quienes nos guardan en el corazón, pertenecemos a la memoria donde se alberga el recuerdo del sabor un beso, la añoranza de un reencuentro, la esperanza del amor a tiempo y sin tiempo… Estamos donde nos recuerdan, donde nos mantienen vivos en un pensamiento y nos acarician al cerrar los ojos para atrapar el recuerdo que dicta la memoria, para atraparlo, convertirlo en un suspiro y dejarlo ir para que el viento lo lleve con destinatario preciso.

Así han sido estos últimos días, pensándote, disfrutando nuestras charlas, anhelando la siguiente llamada, esperando el siguiente mensaje, el próximo beso y por supuesto, aquel próximo encuentro donde nuestros cuerpos escriban nuevas historias, donde nuestra piel se transforme en un lienzo de pasión donde el placer, el deseo y el amor dejen huellas imborrables.

Dejemos que el mundo siga o se detenga, lo que a ellos les convenga; hagamos el amor solo para defendernos de la realidad, solo para creer que aún hay tiempo, que aún hay vida… silenciemos los pensamientos con acciones, callemos las voces del pasado con los besos del presente, hagamos el amor como lo dicta la memoria, como lo reinventa la pasión, como lo hacen los amantes que en cada caricia se entregan, que en cada beso de devoran, que en el sexo se consumen.

Así, el tiempo nos alcanza para amarnos, para que mis labios se encuentren con los tuyos y en ese beso te explique lo que aquí me falta porque es imposible cifrarlo con palabras, deja que en un abrazo descubras que mi mundo cabe entre tus brazos, que mi corazón late y se sincroniza con el tuyo, que mi piel arde y enciende la tuya, que mis manos te recorren y reconocen suyo tu cuerpo.

Así, dejemos la ropa de lado, disfrutemos de aquellos lunares, de aquellas pecas que un día pertenecieron a otros y hoy son tuyos. Disfrutemos las huellas del tiempo, de las cicatrices, de los años y los kilos que nos dicen quiénes somos y por qué hoy estamos juntos… dejemos que nuestros cuerpos se reconozcan y demos paso al deseo y al instinto para que la noche sea nuestra, para que el placer de cada caricia cubra cada centímetro de la piel, recorra cada espacio y haga eco en las entrañas.

Hagamos el amor para sobrevivir, para revivir, para renovarnos, para creer que hay tiempo, para hacer de los pensamientos y los recuerdos una nueva historia, una historia que ha desnudado nuestras almas una y otra vez, una historia que ha secado lágrimas y compartido risas, una historia que sabe a amor…

Hagamos el amor para pertenecernos, hagamos el amor y dejemos que el mundo ruede o se detenga…

Qué ganas…

Qué ganas de encontrarte esta noche en mi cama, qué ganas de impregnar la habitación con el seductor aroma a café mientras comenzamos conversando trivialidades y terminamos defendiendo a nuestros poetas favoritos.
Qué ganas de explicar con un beso la interpretación poética de Sabines, Benedetti o Cortázar, qué ganas de hacer una traducción simultánea de sus palabras a sutiles caricias que recorran tus labios mientras observas mi boca que con sensualidad recita frente a ti.

Y, Benedetti siempre mi aliado.

Todavía

No lo creo todavía

estás llegando a mi lado

y la noche es un puñado

de estrellas y de alegría

 

palpo gusto escucho y veo

tu rostro tu paso largo

tus manos y sin embargo

todavía no lo creo

 

tu regreso tiene tanto

que ver contigo y conmigo

que por cábala lo digo

y por las dudas lo canto

 

nadie nunca te reemplaza

y las cosas más triviales

se vuelven fundamentales

porque estás llegando a casa

 

sin embargo todavía

dudo de esta buena suerte

porque el cielo de tenerte

me parece fantasía

 

pero venís y es seguro

y venís con tu mirada

y por eso tu llegada

hace mágico el futuro

 

y aunque no siempre he entendido

mis culpas y mis fracasos

en cambio sé que en tus brazos

el mundo tiene sentido

 

y si beso la osadía

y el misterio de tus labios

no habrá dudas ni resabios

te querré más

todavía.

Así, conquisto tu oído, conquisto tu mirada que cierra los ojos para perderse entre mi voz, disfrutando las pausas y los silencios que te permiten escuchar el latir de mi corazón, mi respiración que comienza a ser más agitada.

Qué ganas de perderme entre risas con una lectura atropellada porque tus besos me seducen, tus manos me distraen y porque la noche nos invita ansiosa a escondernos entre las sábanas y desde ahí, inventar nuestra propia poesía.

Qué ganas de que esta noche fría tus mensajes se conviertan en caricias, tu llamada en un beso y al final, dejar que la noche se adueñe de nuestros mundos, uniéndonos en el mágico ritual del amor.

Así, el aroma a café en poco tiempo se combina con el olor de tu piel, tu sutil loción que aún se percibe sobre tu dorso desnudo, en tu cuello y al recorrerte con mis labios, mi olfato lo percibe y se deja cautivar por el olor.

Así, la tibieza de las yemas de mis dedos atempera  tu piel en cada roce, en cada caricia. Mis manos certeras recorren tu pecho, tus hombros, tus manos. Mis labios curiosos prueban tu boca, tu piel; mi lengua humedece tu oreja y mis labios besan tu cuello.

La luna nos sonríe desde lo alto, mirándonos a través de la ventana, es esa sonrisa de una luna creciente que busca lucir entre las nubes, es una sonrisa que tácitamente comparte la alegría de nuestro encuentro, la alegría del amor y la vida.

Así, a media luz, y a ojos cerrados nos disfrutamos, disfrutamos la noche como si fuera eterna y hacemos del amor y la seducción un medio de supervivencia, un motivo para seguir y ganar un día más al tedio, a ese mundo real que nos acerca y nos aleja a su gusto… y por esta noche, hacemos de la fantasía la mejor de nuestras realidades.

 

Al margen de la fantasía

Me gusta cuando me imaginas, cuando me dices que a la par de tu lectura, sientes que mis palabras te acarician. Me gusta cuando dices que te gusto, cuando me escribes para agradecer las sensaciones que imaginas a través de mis relatos.

Me gusta cuando te atreves a retar la Fantasía, a cuestionarme sobre formas, olores, sensaciones. Me gusta cuando quieres tocar la realidad desde la Fantasía… me gusta, me gustas tú.

Pero, ¿te sugiero algo? No me retes, porque cada vez estoy más cerca de traspasar la fantasía y convertirme en realidad. Sí, te pienso y me encanta escribir para ti, que tú sepas que el texto fue escrito imaginándote y que me disfrutes, pero cuando conversamos e intentas encontrar la realidad detrás de la fantasía… mi mundo entra en caos.

Ser Tu Azul me hace ser ideal para la fantasía, puedes imaginar el tono de mi piel, encontrar lunares en mi espalda, ver las discretas pecas que cubren mi pecho y mis mejillas, sentir la tersura de mi piel y la fuerza de mis piernas que aún tienen los músculos marcados.

Ser Tu Azul me da la oportunidad de ser perfecta para el relato de cada noche, las sensaciones son plenas, los olores, los sabores, las formas son ideales tal cual los imaginas…

Cuando me provocas a escribir desde la realidad es frustrante el miedo de no ser Tu Azul, de ser solo la mujer que ha acumulado años, kilos, historias, desamores y derrotas que hoy le hacen solo encontrar sentido en la Fantasía.

En la realidad, estoy segura que no soy lo que tú imaginas, lo que tú deseas, en la realidad Ser Azul es sólo una opción de supervivencia, para inventarme a la medida de tu imaginación, a la medida de cada relato.

Y, ¿sabes? Tantas veces he envidiado a esa Azul, tantas veces he deseado tener sus encantos seductores, encantos capaces de volverte loco, tantas veces he deseado ser esa Azul…

Ser Azul es delicioso, que me imagines es excitante, imaginar que luego del relato evoques mi cuerpo desnudo al lado tuyo es mágico. ¡Hazlo! Pero no busques en la realidad, no busques más de lo que la fantasía te da, porque un día, puedo ceder y quizá no sea lo que imaginabas…  

Ser Azul, la de la realidad, es sobrevivir inventando historias de Fantasía en las que una noche nos encontremos a la distancia a través de las palabras. Ser Azul, la de la Fantasía, es ser sensual y seductora tal cual me imaginas… es ser Tu Azul.

Una Casualidad

Lo sé, lo acepto, soy una mujer controladora, que necesita tener un plan de acción con un sinfín de variables analizadas, un plan para saber qué hacer si… equis situación. No confío en las casualidades, en que las cosas sólo sucedan, pero así fue: una casualidad!

Mi tarde fue un caos, una escena impensable, de ésas en las que la Fantasía de este mundo alterno queda corta… fue una tarde en la que no sabría que te vería, es más, no sabría siquiera si en ni mi vida te volvería a ver… una casualidad nos llevó a un encuentro fortuito, en aquel parque donde antes, mucho antes habíamos caminado de la mano, persiguiendo sueños disfrazados de mariposas, escribiendo historias al aire en cada caricia y cada beso.

En ese lugar habríamos jugado a ocultarnos del mundo, a romper prejuicios y unir historias… y sí, aunque no sabía si te volvería a ver en mi vida siempre has sido mi pensamiento favorito, el recuerdo más recurrente en momentos de desesperanza y de alegría, en instantes de soledad y de absurda compañía…

El destino lo quiso, en medio de un mundo de desconocidos, en medio de una tarde nublada y fresca donde los relámpagos se escuchaban a lo lejos mientras el cielo se oscurecía cada vez más, en aquel parque al que llegué huyendo de mis pensamientos, caminando sin rumbo, ahí coincidimos.

En un pasillo de tantos que cruzan de norte a sur y de este a oeste aquel lugar público nos encontramos frente a frente, sin palabras, con miradas atónitas, con un silencio que calló hasta el estruendo de aquellos relámpagos que iluminaban el cielo. Nuestras miradas se cruzaron por instantes y nuestros cuerpos inertes continuaron su camino como si no nos conociéramos.

Temblando por el peso de los recuerdos que hacían eco en la memoria, las piernas pesaban, parecían de hierro, los pasos fueron lentos como queriendo detenerse para voltear y saber que así como nuestras almas pese al tiempo seguían conectadas, nuestras miradas en ese momento también.

Pasos lentos y pausados, y en la escena, las nubes conmovidas rompieron en llanto, un llanto pertinaz que acompañado por un fuerte viento oscureció la escena, los relámpagos continuaron pero los truenos callaron, los pensamientos gritaban y el corazón latía tan fuerte que aquellos truenos que parecían espantar a otros, ni si quiera se escuchaban…

Volteé, estabas ahí, aguardando por mí… el olor a tierra mojada en pocos minutos invadió el ambiente… caminé hacia ti, acompañando las lágrimas de las nubes que para ese momento ya tenían completamente empapada nuestra ropa.

Sin entender si las escena era producto de mi imaginación o realmente estabas frente a mí, acerque mi mano a tus labios apenas rozándote con la yema de mi dedo índice, y en ese instante te supe real, la sensación de tus labios desde mi mano recorrió todo mi cuerpo, mi memoria, mis recuerdos, mi alma…

Me tomaste por la cintura llevándome hacia a ti y en un beso ardiente detuvimos el tiempo, cerramos los ojos al mundo que para entonces había huido a resguardarse del fuerte aguacero… tus labios, tu lengua, tu sabor y el calor de tu aliento, tal cual como conservaba intacto el recuerdo en mi ser.

Así, bajo la lluvia que confundía las lágrimas que rodaban por nuestros rostros, llevé mis manos a tu pecho para recorrerlo como antes, para asegurarme que ese seguía siendo el espacio seguro, la justa medida para resguardarse del mundo.

La ropa húmeda estaba fría, levanté tu playera y tu piel era tibia aún, quité tu playera y comencé a besar y lamer tu dorso desnudo, a ojos cerrados con un llanto desbordado, el agua de lluvia que corría por tu pecho provocaba una sensación verdaderamente excitante, mi lengua recorría tu pecho y atrapaba el agua que sobre él caía.

Hiciste lo mismo con mi playera, metiste tus manos por mi espalda y desabrochaste mi ropa, me despojaste de ella en un solo movimiento, dejando mis senos desnudos al contacto con tu piel, al contacto con la lluvia que sobre nuestros cuerpos caía acompañando el llanto incontenible de ambos.

Regresamos a aquel beso sin palabras, nos sentamos sobre el pasto y sin saber de cuestiones climáticas ni pronósticos meteorológicos e hicimos de ese beso un recorrido por nuestros cuerpos, un recorrido apresurado, sincronizado y cadencioso que con los trazos sutiles de nuestras lenguas y con el calor de nuestro aliento tibiaba cada centímetro recorrido.

La ropa húmeda, empapada, en segundos quedó de lado y la escena nos dejó el pasto como el mejor de los lienzos para dibujar una vez más, como en aquellos años, la escena más sublime del amor, como la obra artística más auténtica y creativa que nadie puede imitar. Hicimos el amor bajo la lluvia, así con la misma pasión de aquellos tiempos con la misma perfección del movimiento, el ritmo y el tiempo…

Sintiéndote en mí mientras nuestras miradas tenían la conversación que nuestros labios no se habían atrevido, mientras nuestra piel encendida comunicaba todo lo que los años han guardado en silencio, mientras mis ojos cerrados recorrían el pasado como la única historia memorable…

Así, estando yo sobre ti, con una fuerte lluvia cayendo sobre nosotros, disfrutamos cada movimiento: mi cuerpo cadencioso te disfrutaba, mis dedos jugaban en tu boca con tu lengua y tus labios,  mientras con mi mano sostenía mi cabello que escurría de agua de lluvia, la corría por mi cara, mi cuello, mis senos… era delicioso, era perfecto, justo el ritmo del amor… justo como jamás lo habría imaginado, justo como sólo una casualidad podría permitirlo…

 

Cuando me observas

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Sabes? Me gustas cuando me observas, cuando charlamos y miras fijamente mis labios mientras hablo, porque sé que no me estás escuchando, sé que mientras enumero palabras sin sentido tus ojos fijos en mis labios imaginan el sabor de mis besos, imaginan la textura de mi boca devorando tus labios, evocan la humedad de mi lengua jugando con la tuya.

Me observas e intentas ser discreto, intentas hacerme creer que te interesan mis palabras, pero tu mirada se pierde en mí, percibo cómo me recorres, cómo luego de haber saboreado desde tu imaginación mis labios, observas mi cuello y el escote de mi blusa. Te imaginas el acelerado latir de mi corazón que te dicta que me beses, que pruebes en un beso si tu Fantasía se acerca a la realidad.

Tu mirada me seduce, me gustas y eso hace más fácil la decodificación de tus miradas, siento el recorrido de tus ojos por mi cuello y cómo desearías que fuera la punta de tu lengua la que, de aquel beso imaginario, siguiera un trazo instintivo que te lleva a mi oreja y te hiciera bajar lenta y excitantemente por mi cuello, con deliciosas pausas que aceleren el latir de mi corazón…

Así, tu mirada que por instantes se pierde entre el escote de mi blusa y mi pecho, me dice que mueres por tocarme, por llevar las palmas de tus manos a mis senos sobre la blusa y sentirlos, acariciarlos mientras en un beso enciendes el deseo que nos lleve a la peor de la locuras, a la mejor de las fantasías…

Te he de ser franca: por momentos mi imaginación se vuelve cómplice de la tuya, te reitero, me gustas y eso hace más fácil la fantasía y desde mis pensamientos intento retarte a que te acerques un poco más, a que saborees la consistencia del gloss en mis labios. Mi mente cómplice imagina que me levanto de mi asiento para acercarme a ti, ahí justo donde estás sentado frente a mí, verte a los ojos y tomarte del cabello para llevar tu cabeza hacia mi pecho mientras beso tu frente.

Así desde la complicidad de mis pensamientos, siento cómo me observas, cómo en tu mirada el deseo me besa, me recorre pausadamente haciéndome tuya en tu imaginación, retando tu cordura para que los pensamientos no te traicionen sigas aparentando que te interesa lo que digo…

De pronto, cuando mi conversación te abruma, cuando ya no me escuchas porque tus pensamientos son más fuertes que mis palabras, siento cómo tu mirada se pierde entre mis pechos, cómo desde tu fantasía los acaricias, primero con las manos, con dulzura, con fuerza… luego los besas, apenas rozándolos con tus labios, saboreando su textura… luego con tu lengua, haciendo tuya cada sensación que vas despertando, devorando con hambre de placer cada centímetro de mi piel.

Así, justo como me imaginas ahora que me lees, sé que lo haces mientras charlamos, mientras cualquier historia nos convoca en un encuentro que sirva sólo de pretexto, cualquier tema que te haga silenciar los pensamientos cotidianos para evocar una Fantasía mientras me observabas…

​Tu recuerdo 

Tu recuerdo siempre será mi lugar favorito… a veces en medio del caos cotidiano busco un respiro, una pausa mental que traiga a mi mundo tu imagen, siempre con la pregunta: ¿qué me dirías tú en este momento? Tu paz, tu sabiduría, tu mundo siempre me llevaban a respuestas ecuánimes, a reflexiones claras y a conclusiones precisas.
Mi día a día me enfrenta a innumerables retos que, quizá quien no comprende mi esencia, no puede entender por qué me apasionan, por qué me duelen, por qué me enojaba… tú sí, estoy segura.

Tu recuerdo en medio de mi caos me llevan a ese abrazo tibio que en tu pecho y entre tus brazos cobijaba todos mis miedos, tu recuerdo en medio de mis desesperanzas me lleva a esa fortaleza de creer en mí y en mis convicciones, tu recuerdo en medio de mi soledad me lleva a la ilusión del amor que trasciende, del amor de La Promesa.

Me preguntó si en algún momento de tu día me piensas, sí en algún momento nuestros mundos distantes se conectan a través de un pensamiento… te recuerdo, te extraño y revivo momentos que me hacen sentirte cerca.

Por ejemplo, aquellas mañanas recostados sobre el pasto luego de una extenuante carrera de varios kilómetros; te pienso en la habitación de aquel hotel donde robamos tiempo al mundo para creer en el amor; te pienso en aquella heladería de la Condesa donde compartíamos como adolescentes una nieve con sabor a tus labios y tu piel.

Tu recuerdo se convierte en un placebo que da esperanza de vida, que da sentido a la supervivencia; un refugio que me resguarda de los fantasmas que me atacan, un mundo de ilusión que me enseñó que el amor lo puede todo, tu recuerdo me hace ser la Azul capaz de pelear hasta el último aliento. Esa Azul, que va más allá del erotismo, de la sensualidad y el placer efímero… esa Azul apasionada por vivir!

Te pienso e imagino esas tardes donde luego del ejercicio físico, de nuestra carrera de por lo menos 5 km, nos recostábamos sobre el pasto. Amaba esas tardes de otoño, en las que entre besos y caricias jugábamos con las hojas secas que caían de los árboles mientras descansábamos, entre ellas, buscaba una en dónde dejar escrito un “te amo” para luego guardar ese recuerdo entre las hojas de alguno de mis libros de Benedetti.

Te pienso y evoco esos interminables besos, ahí recostados sobre el pasto, retando la cordura y pidiéndole al mundo que cerrara los ojos. Ahí, nuestros muslos desnudos se rozaban, nuestras piernas se entrelazaban, tus manos recorrían mi cuerpo sobre la ropa, que de momentos parecía desaparecer… Un beso tan sublime, tan intenso que recorría, desde las sensaciones que provocaba en mis labios, cada centímetro de mi piel.  

No imaginas cuánto te necesito, cuánto necesito la fuerza que tú me dabas, tus consejos, tu experiencia, tu mundo que compartido con el mío me hacía creer que mis batallas tenían sentido, que mis convicciones valían la pena… que tu amor me hacía más fuerte y que yo era esa Azul de la que tú estabas orgulloso, la que tú amabas.

Te pienso con la esperanza de La Promesa, te pienso con la memoria sensorial que me hace recordar el sabor de tus labios, la textura rugosa de tus manos, la fuerza física de tus piernas, el calor de tus brazos, la luz de verme en el reflejo de tus ojos.

Te pienso con los nervios y la emoción de la primera vez que hicimos el amor… puedo evocar la sensación de ser tuya, en cuerpo y alma, de ser tuya desde cada sensación en mi piel consumiéndose en el placer que sólo tú podías provocar.